CONVERSACIONES SEDUCTIVAS

TRABAJAR CON SU HIJO

Si usted torna agradable y creativo el tiempo dedicado a estas actividades con su hijo, aumentará de manera significativa la receptividad del chico. Aprender es mucho más efectivo cuando el niño participa activamente en el proceso. Bajo su guía, su hijo hará dos hallazgos importantes: pensar con astucia puede ser divertido y hacer la vida más fácil.


El clima que usted cree para estas sesiones interactivas puede ejercer un efecto decisivo en el hecho de que su hijo incorpore y aplique, o no, los métodos para pensar con sagacidad que presenta este libro. Es necesaria una palabra de advertencia. Tal vez usted pruebe con un diálogo similar a los que figuran en esta obra y descubra que no funciona. Si su hijo no responde como el hijo hipotético del diálogo modelo, no se desaliente. Si su hijo es demasiado maduro o inmaduro para el enfoque propuesto, acaso usted deba adaptar su estilo. Busque las palabras y los elementos que no funcionan.

Tal vez no sean necesarias las conversaciones prolongadas para estimular el pensamiento de su hijo. Por ejemplo, quizás él afirme que no le han dado tareas escolares y puede que usted sospeche que él está evadiendo su obligación o tratando de engañarlo. En lugar de zambullirse en un diálogo, usted puede, sencillamente, preguntar: “¿Cuáles son las consecuencias de obtener un mal promedio en esa materia?” Con lo cual puede desarrollarse una conversación, tal vez su hijo responda: “No te preocupes, no habrá problemas”. Si es éste el caso, usted podría contestar: “De todos modos dime cuáles serían las consecuencias si obtuvieras un mal promedio”. O: “Quiero que pienses en las consecuencias. Observemos de cerca el curso de tus estudios, así podemos adelantarnos a los problemas en lugar de esperar a que surjan”. A esta altura, el punto podrá dejarse de lado por un tiempo. Tal vez su hijo necesite un lapso para reflexionar sobre el tema y las implicaciones de su decisión de no estudiar.

 También es posible que verdaderamente no le hayan dado tarea y usted deba brindarle el beneficio de la duda hasta que se demuestre lo contrario. A medida que usted aprenda de los pasos en falso y perfeccione su habilidad para “leer” la situación y la mente de su hijo, la comunicación entre ambos mejorará indudablemente.

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