CONVERSACIONES SEDUCTIVAS

“¡NO SIRVO PARA ESO!”

La aptitud debe incluirse en la ecuación que produce el pensamiento listo, Como forma especializada de inteligencia, la aptitud suele manifestarse en una habilidad específica.

La mayoría de los seres humanos tienen aptitudes en uno o varios campos. Para algunos será la mecánica; para otros, el arte o el atletismo.


Las aptitudes específicas de un niño lo equipan para realizar ciertas tareas con facilidad, mientras que sus deficiencias específicas hacen que otras tareas le resulten más difíciles. Si las asociaciones impresas en el niño con respecto a determinadas deficiencias son profundamente negativas, tal vez llegue a la conclusión de que es incapaz de resolver cualquier problema que requiera esas habilidades en las que se siente deficiente. Una vez que el niño se convence de que una tarea le es imposible, dicha tarea se convierte en imposible. Por lo general, las expectativas negativas se cumplen por autocondicionamiento.

A causa de las experiencias frustrantes de su infancia, una famosa y talentosa cantante de ópera puede llegar a la conclusión de que es mecánicamente inepta. Tal vez trató de armar algo y acudió a su padre por ayuda. Sin proponerse conscientemente “despreciarla”, él se burló de su torpeza. Por primera vez ella tomó plena conciencia de esa deficiencia y se sintió mal porque infirió que había decepcionado a su padre. En ese momento quedó plantad la semilla del “no sirvo para eso”, semilla que era fertilizada cada vez que la niña trataba de hacer algo mecánico y experimentaba frustración. A través de los años, las raíces de las asociaciones negativas de la niña con la mecánica comenzaron a extenderse y afirmarse. Cuando llega a adulta, la perspectiva de armar un equipo estéreo la intimida por completo, y le pide a un amigo que lo haga en su lugar. Convencida de ser incompetente, se protege evitando cualquier tarea que pueda requerir una habilidad mecánica para resolver un problema.

En teoría, cualquier persona de inteligencia media podría aprender a armar un equipo estéreo. Con la instrucción y la práctica adecuadas, la cantante de ópera quizás podría tornarse relativamente capaz de realizar labores de mecánica elemental. Dando por supuesto, desde luego, que posteriormente tuviera suficientes experiencias positivas como para equilibrar la aversión a las operaciones mecánicas impresa en su mente en su primera infancia. Si, por el contrario, no lograra reorientar su condicionamiento y sus expectativas negativas, tal vez se convenza de modo permanente de que es una inepta sin esperanzas.

Los padres preocupados porque sus hijos muestran un auto- Condicionamiento negativo acerca de sus habilidades pueden reducir significativamente el riesgo de que desarrollen la actitud “no sirvo para eso”, aplicando las siguientes pautas:

• Muestre a su hijo el modo de capitalizar su habilidad e inteligencia naturales (p. ej., alentándolo a desarrollar su habilidad natural para el arte o el atletismo).
• Cree oportunidades para que su hijo experimente el éxito (p. ej., proponga proyectos que su hijo pueda realizar bien, y ayúdelo si es necesario).
• Ayude a su hijo a descubrir que es capaz y competente (p. ej., enfatice el hecho de que muchos niños o adultos no podrían haber hecho lo que hizo él).

Una vez convencido de que posee habilidad para realizar cosas, su hijo puede empezar a definir lo que quiere de la vida e identificar los obstáculos que se interponen en su camino. A medida que aprenda a usar sus recursos naturales, descubrirá toda clase de modos ingeniosos para superar o compensar cualquier déficit que pueda tener. Esta es la esencia del pensamiento listo.

Brindar una guía a su hijo y mostrarle cómo identificar, analizar, Superar o pasar por alto los escollos ineyita4 no significa apropiarse del problema de su hijo. Por ejemplo supongamos que su hija tiene una memoria visual pobre (le cuesta visualizar y recordar las letras en las palabras). Como consecuencia tiene mala ortografía. Para superar el problema, debe mejorar su memoria visual o encontrar otro modo de dominar ese terreno. Tal vez necesite desarrollar varias técnicas diferentes para recordar cómo se escriben algunas palabras más difíciles. Por ejemplo, podría cerrar los ojos y tratar de ver la palabra “recibir” impresa en la parte interior de sus párpados. Si aprende de manera cinestésica (o sea mediante sentir y tocar), podría usar las fichas de un juego de Scrabble para recordar mejor cómo se arman las palabras. También podría dibujar repetidas veces Las letras con el dedo sobre un pedazo de lija o esculpirlas en una bandeja recubierta con una capa de arcilla plástica.

El niño listo se adiestra para evaluar cada situación a fin de determinar si es más listo de su parte estrellarse contra un obstáculo o rodearlo. Por ejemplo, un excelente jugador de fútbol de colegio perseguido por varios equipos profesionales puede llegar a la conclusión de que carece de experiencia para tomar importantes decisiones comerciales referidas a su carrera. Siguiendo la recomendación de sus padres, decide contratar a un administrador de primera categoría. Al advertir que procurar ayuda es listo y estratégico, emplea a expertos que lo guíen en campos en los que carece de experiencia. De este modo puede concentrar su energía y su talento en aquello en lo que sí es experto: el deporte.

Estructurar el éxito es especialmente crítico cuando los padres perciben que su hijo comienza a manifestar una conducta de evitación. Si los padres de la cantante de ópera hubieran sido perceptivos, sin duda podrían haber intervenido y ayudado a su hija a superar su reacción fóbica a las operaciones mecánicas. Para evitar las asociaciones negativas y las cicatrices psicológicas, es crítico que los padres identifiquen lo más temprano posible las señales de conducta fóbica en sus hijos. (Más adelante hallará listas de control de actitudes, para que completen usted y su hijo, que lo ayudarán en esta labor.)


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