CONVERSACIONES SEDUCTIVAS

¿Las Mujeres Hablan Más Que Los Hombres?



Siguiendo con nuestra serie sobre la comunicación, hoy abordaré uno de los mitos más extendidos en nuestra sociedad, y que afecta, sobremanera, a la seducción.


Las mujeres hablan más que los hombres.

¿Es eso verdad?

¿Tú que opinas?

La opinión generalizada es que sí, que las mujeres hablan más que los hombres, los cuales, en general, aprecian más el silencio.

Sin embargo, hoy te voy a mostrar que las mujeres no siempre hablan más que los hombres.

¿Y por qué te interesa a ti como seductor profesional?

Porque como un auténtico maestro en el arte de la seducción, tienes que conocer todos los secretos comunicativos de las mujeres, con sus matices y sus tonalidades, para que puedas utilizar tus técnicas de seducción en los momentos adecuados.

¿Estas preparado?

Bien, pues comencemos.

Y lo haré con una premisa que te voy a demostrar 
a lo largo de las próximas líneas:

EL CONTEXTO SOCIAL EN EL QUE SE ENCUENTREN DETERMINA QUE HABLEN MÁS LOS HOMBRES O LAS MUJERES.

Por tanto, concluiremos, al final, que dependiendo en que situación social te encuentres serán los hombres o las mujeres, aquellos o aquellas que hablen más.

¿Qué te parece? 
¿Tiene sentido?

Voy a intentar explicarte como llegué a esa conclusión.

Cuando me planteé la cuestión de si las mujeres hablaban más que los hombres, me di cuenta de que necesitaba pruebas de interacciones entre hombres y mujeres en diferentes contextos.

Estaba claro, porque yo tenía cierta experiencia en ello, de que en las citas suelen ser las mujeres las que hablan más, y eso está bien, recuerda los artículos relativos a este tema que aparecían en los primeros boletines del volumen 1.

Sin embargo, carecía de información veraz en otros contextos. Así que debía realizar un trabajo de campo.

Y para ello recurrí a amigos míos, todos ellos acostumbrados a tratar con mujeres en ambientes muy diferentes.

En primer lugar, me puse en contacto con Javier, un catedrático de gran prestigio apasionado de las conferencias, que me decía lo siguiente:

-   Mira, Óscar, llevo más de 5 años dando conferencias por todo el país, habré recorrido más de 100 universidades, y he hablado sobre los temas más diversos, y ¿sabes cuál es mi conclusión? Que las mujeres no hablan. No me preguntes la razón, pero la inmensa mayoría de las preguntas que recibía provenían de los chicos.

Bien, ahí tenía un primer ejemplo de contexto social en el que las mujeres no hablaban más que los hombres, con lo que mi premisa parecía empezar a cobrar sentido.

No obstante, seguí con mi investigación.

Contacté, en segundo lugar, con Rubén, gerente de una empresa de un tamaño medio:

-   Esa es una buena pregunta, Óscar. Y si quieres que te diga la verdad, yo también pensaba que las mujeres hablaban más que los hombres, hasta que llegué al puesto que ocupo ahora. En él, tengo reuniones con proveedores, clientes, agencias, etc., y en ellas, claro está, me encuentro con hombres y mujeres. Pues bien, ¿sabes qué es lo que he detectado? Que las mujeres no hablan.

-   Interesante.

-   Ya lo creo. Mira te pondré un ejemplo de esta última semana. Tuve una reunión con una consultora que nos estaba haciendo una auditoria, y en la reunión había dos mujeres y un hombre, además de yo mismo, claro. Pues bien, durante todo el tiempo fue el hombre el que habló. Una de las mujeres solo habló una vez, y al hacerlo fue interrumpida por el hombre, mientras que la otra ni siquiera abrió la boca. Así, que la conclusión es clara. En este contexto las mujeres no hablan más que los hombres.
Por último, me puse en contacto con Adrián, un profesor de secundaria con el que compartí mi infancia:

-   ¡Vaya! Óscar, he leído cosas tuyas y son realmente interesantes, así que intentaré darte una visión objetiva, pero no olvides mencionarme en lo que escribas.

-   Descuida, así lo haré.

-   Bien, pues entonces te daré mi opinión. Verás, creo que, en general, las mujeres hablan menos que los hombres. ¿Cuánto llevo dando clases? ¡Ya ni me acuerdo! 

- Bueno, da igual, el caso es que siempre me gusta lanzar debates a mi clase, que los alumnos intervengan que me muestren sus opiniones. Y te sorprenderías de cómo son siempre los chicos los que más intervienen en los debates, mucho más que las chicas. Por tanto, creo que eso de que las mujeres hablan más que los hombres es una falacia, y que, como tú dices, depende del contexto.

-   Me alegro que estés de acuerdo conmigo en algo.

-   (Sonrisa).
Por tanto, parecía claro que había encontrado diferentes contextos dominados claramente por los hombres a la hora de conversar. Así que, la generalización de que las mujeres hablan más que los hombres estaba comenzando a perder peso.

Ahora necesitaba encontrar una explicación a esa realidad que parecía haber encontrado.

Y para ello necesitaba retroceder hasta la esencia misma de la conversación.

¿Para qué hablamos?

Parece evidente que hablamos para comunicarnos, pero ¿en qué forma? ¿Qué objetivo perseguimos al comunicarnos?

Existen dos tipos de contextos de comunicación:

1.  Contexto formal
2.  Contexto informal

En el contexto formal la comunicación tiene como objetivo principal la persuasión y el status social. 

Se pretende persuadir a los receptores de las palabras de cierta idea o punto de vista, y, en general, el hablar mucho está relacionado con un mayor status social.

Por otro lado, en el contexto informal la comunicación tiene como objetivo el estrechar lazos sociales y sentimentales con los receptores.

Y la experiencia nos dice que los hombres hablan más en contextos formales, mientras que las mujeres lo hacen más en los contextos informales.

¿Por qué?

Por la CONFIANZA SOCIAL.

¿Qué es la confianza social?

Los entornos formales han sido tradicionalmente dominados por hombres, donde siempre se ha prestado más atención a sus opiniones con respecto a la de las mujeres.

Bien es cierto, que eso está cambiando y que las mujeres tienen, cada vez, más importancia, pero todavía carecen de esa confianza social, ese sentirse cómodas con un entorno formal, ese saber que sus opiniones van a ser escuchadas sin ningún prejuicio.

Sin embargo, en entornos informales las mujeres sí que poseen esa confianza social. 

Tradicionalmente han sido las portadoras de las bases de las relaciones sociales, y las comunicadoras de sentimientos, por lo que sus opiniones al respecto siempre son escuchadas, y ellas así lo sienten.

¿A qué nos lleva esto?

Nos lleva a concluir apoyando la teoría de nuestra premisa.

En ambientes formales, las mujeres hablan menos que los hombres, mientras que en ambientes informales la situación se invierte.

Pero, ¿las mujeres están de acuerdo con esta situación?

Evidentemente, no.

A ellas les gustaría poder hablar más en los ambientes formales y no sentir que cada palabra que pronuncian es juzgada por los demás.

Y ahí está la clave para ti, como seductor profesional.

¿La ves?

¿No? Está bien, te lo explicaré en detalle.

Tú ahora sabes que en según que contextos las mujeres se sienten, por decirlo de alguna manera, coaccionadas en su nivel de comunicación. Les gustaría decir más de lo que realmente pueden.

¿Y por qué no lo hacen?

Porque en cuanto expresan sus opiniones, reciben críticas, tanto explícitas como implícitas, son cortadas en sus exposiciones, o, simplemente prejuzgadas.

¿Qué papel puedes jugar tú?

Muy sencillo. Si en una reunión formal en la que ella no disfruta de confort, tú se lo proporcionas, conseguirás crear un vínculo entre vosotros, un vínculo que después tendrás que abonar, pero que, en definitiva, ya está ahí.

Y, ¿cómo le puedes proporcionar confort?

Respetando sus opiniones, no juzgando sus conclusiones y no criticando su actitud. 

Simplemente con eso.

Después, utiliza las técnicas de seducción que has venido madurando durante todos los boletines anteriores, y tendrás las puertas hacia el éxito abiertas de par en par.

Y recuerda que un contexto formal no tiene que ser, necesariamente, un entorno laboral. Puede ser una fiesta social, una reunión de antiguos alumnos, un grupo de trabajo de la universidad,…, cualquier entorno en el que ella no tenga creado un confort previo.

Sé que los más escépticos me diréis que mi conclusión está basada en una premisa falsa, ya que me diréis que hoy en día la sociedad es equitativa y las mujeres disfrutan de las mismas oportunidades que los hombres, y que sus opiniones son respetadas por igual, y etc. etc. etc.

Pues me temo que la realidad se aleja bastante de ese mundo utópico que nos venden los telediarios. 

La realidad sigue siendo que las mujeres no son tenidas en cuenta en determinados contextos sociales.

Y eso, que es una realidad más allá de que nos guste o no, puede ser aprovechado por ti, en calidad de dominador del arte de la seducción.

Así, que no te pierdas en divagaciones filosóficas sobre los derechos de las mujeres. Tú estás aquí para aprender a seducir, y esta desigualdad social que se nos presenta es una oportunidad de oro para ti.

¿Qué no me crees?

La próxima vez que te encuentres en un contexto formal, y en él haya mujeres, haz lo que te he propuesto, escucha sus opiniones, nunca las cortes, apoya lo que dicen,…, y ya me contarás que resultados obtienes.

Es tan sencillo, como ofrecerles el confort que no tienen. Si lo reciben en una situación que ellas entienden como adversa, su subconsciente se imaginará cuanto confort les podrás proporcionar en otra situación más positiva.

Pruébalo, y cuéntame que tal te va.

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