Hace un par de años, mientras
regresaba de hacer la compra me encontré con mi amigo Jaime. Hacía mucho que no
le veía, pero habíamos crecido juntos, con lo que nos conocíamos de toda la
vida.
- Hola,
Jaime, ¡Cuánto tiempo!
- ¡Oscar!
¡Qué sorpresa! ¿Qué es de tu vida?
- Nada
especial, igual que siempre, ¿y tú que tal?
- La
verdad es que muy bien.
- ¿Ah,
sí? Cuéntame.
- Verás,
en estos momentos estoy poniendo en marcha una estrategia infalible para ligar.
- Soy
todo oídos.
- Mira,
resulta que antes me daba miedo entrar a las chicas porque tenía miedo a que me
dijeran que no.
- Sí,
ese miedo está muy extendido.
- Bien,
hace un par de meses se me ocurrió algo. Verás, estaba con Paco, ¿te acuerdas
de Paco?...
- Como
no, ¿qué tal le va?
- Mal,
se acaba de casar. Pues eso, estaba con Paco en una discoteca, y ya habíamos
bebido alguna que otra copilla. Entonces, harto de que no me atreviera a entrar
a ninguna chica le dije: “Paco, te hago una apuesta”, “¿Sobre qué?”, me dijo
él, “te apuesto una copa a que soy capaz de conseguir que 5 chicas me
rechacen”, “¡Bah!, eso es fácil, basta con entrarlas de mala manera”, “No, no,
te doy mi palabra de que las entraré para intentar conseguir algo, ¿te apuestas
la copa”, y se la apostó.
- Y,
¿qué pasó?
- Pues
verás, voy y le entro a la primera chica. Yo muy amable y super gracioso, vamos
como siempre, pues nada, que ella en plan borde y que me dice que no. Vale, lo
esperado. Segunda chica, más de lo mismo.
Tercera chica, ¡no me dice que no!
Nada de eso, me sigue el rollo, pero me dice que se tiene que marchar por no sé
que historia, y me da su número de teléfono. Cuarta chica me vuelve a decir que
no, y ¡sorpresa! me enrollo con la quinta chica. - ¡Vaya!
- ¡Es
sorprendente! Antes no era capaz de entrar a ninguna chica, pero ahora me lo
planteo como una apuesta en la que me interesa que me digan que no, y no para
de entrarlas. Y claro, como voy súper tranquilo consigo ser yo mismo.
- Esclarecedor.
Como os podéis imaginar, la
conversación me hizo reflexionar. Porque el miedo al rechazo es uno de los
temores más extendidos entre los hombres.
Cuantas veces has oído o has
dicho aquello de “No estoy a su nivel”, “juega en otra liga”, “o no tendría
nada que hacer con ella”.
Y el hecho es que cada vez que te
planteas esa excusa, estás perdiendo una oportunidad, una oportunidad de que te
digan que no o que te digan que sí.
Entonces, me puse a teorizar.
¿Estás atento?
Pero antes de comenzar con esta
reflexión, me gustaría que repasaras los artículos sobre el miedo a aproximarse
de boletines anteriores, porque te servirán, y mucho, para complementar esta
teoría.
Bien, como te iba diciendo, lo
que atemoriza a muchos hombres es el TEMOR AL RECHAZO.
Temen que ella les diga que no, y
para evitarse el mal trago de recibir una negativa se protegen a sí mismos
impidiéndose el hablar con ella.
¿Cuál es la solución?
La verdad es que llevaba mucho
tiempo intentando encontrar una solución práctica para ese temor, y la
conversación mantenida con Jaime me abrió los ojos.
La gran solución es, simplemente, CONVERTIR EL RECHAZO EN
UN ÉXITO.
Me explico.
Si conviertes el rechazo en un éxito, estás eliminando tu
principal barrera.
Porque, hasta ahora, no ibas a hablar con ella porque
temías que te rechazara, y veías eso como algo negativo. Sin embargo, ahora, si
te planteas el rechazo como un éxito la barrera ya no existe.
¿Ves el juego?
Con ello siempre ganarás,
independientemente de la respuesta de ella.
Si te rechaza, ganas porque el
rechazo se ha convertido en un éxito para ti.
Si te acepta, ganas porque la
tienes a ella.
¿Qué más quieres?
Me dirás, “sí, eso está muy bien, pero ¿cómo lo consigo?”.
Mi amigo Jaime nos ha dado la
solución.
Plantéate apuestas, o bien con
tus amigos o bien contigo mismo. Es una manera sencilla de transformar el
fracaso en éxito.
Una respuesta práctica, a un
miedo real.
Con todo esto estás consiguiendo
aceptar el rechazo como algo normal, y eso te servirá no solo para la
seducción, sino también para otros ámbitos de tu vida.
Ahora, en el habitual caso práctico de éxito te mostraré la
primera vez que puse en práctica esta teoría, verás como funciona.
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