CONVERSACIONES SEDUCTIVAS

Organismo Fisico Y Condicionamiento


LA ESTRUCTURA Y EL FUNCIONAMIENTO FISIOLÓGICO, CONDICIONANTES DE LA PERSONALIDAD


El organismo físico es el instrumento de impresión y expresión de la personalidad en el nivel físico de la existencia. Mediante él contactamos y tomamos conocimiento del mundo que nos rodea, y asimismo gracias a él materializamos nuestras ideas, nuestros afectos y nuestras necesidades biológicas. El cuerpo es el instrumento inicial de nuestro autodescubrimiento. Es el primer punto de apoyo de nuestro despertar interior.
 
Pero también nuestro cuerpo tiene unas leyes propias, unas necesidades o exigencias, una determinada resistencia y unos puntos más débiles, esto es, unas limitaciones, que actúan a modo de filtro de los impulsos, de los deseos, de las aspiraciones y de las capacidades potenciales existentes en los demás niveles elementales de nuestra personalidad. El cuerpo nos da una base sólida y relativamente estable para estructurar inicialmente nuestras ideas de lo concreto y de lo real. Pero al mismo tiempo canaliza dentro de un molde personal nuestro conocimiento del mundo y nuestra posibilidad de desenvolvemos en él. El cuerpo a la vez que nos comunica con el mundo y con nosotros mismos, nos limita y nos condiciona por su misma naturaleza limitada y condicionada. Todas las facultades que existen potencialmente en nosotros sólo pueden actualizarse en la medida y en la forma que los instrumentos lo permiten. Nuestro cuerpo es una ventana abierta al exterior. Pero es una ventana que puede ser grande o pequeña, transparente o translúcida y con un marco determinado que en mí será redondo. en otro cuadrado y en otro triangular. Y si bien todos estamos contemplando el mismo mundo, yo lo veré redondo, el otro lo verá cuadrado y el tercero triangular.
 

El cuerpo nos condiciona de varias maneras:



1. Por sus exigencias o necesidades: impulsos biológicos.
2. Por su calidad y contextura: es lo que denominamos constitución física.
3. Por su estadio o fase de desarrollo: psicología evolutiva o de las edades.
4. Por su estado de funcionamiento: salud y enfermedad.
 
Pero antes de entrar en el estudio detallado de cada uno de estos factores, digamos unas palabras sobre la importancia que de un modo general presentan los condicionamientos procedentes del organismo físico en relación con el trabajo interno de maduración y liberación.
 

Condicionamiento físico y madurez psicológica

 
En todo momento el organismo físico nos condiciona fuertemente en los siguientes aspectos:

– en nuestra capacidad y modalidad de acción en el mundo exterior.
– en nuestra tonalidad afectiva personal.
– en la contextura de nuestra mente concreta.
 
Cuando el organismo está en proceso de desarrollo y por lo tanto el cerebro y el sistema nervioso no han alcanzado su plena capacidad funcional, o también cuando por vejez o por lesión o enfermedad orgánica esta capacidad funcional queda disminuida, además de los condicionamientos antes citados pueden producirse los siguientes:
 
– una limitación en la percepción de estímulos, internos o externos, según los casos.
– una limitación en la capacidad de expresión de la vida interior.
– una mayor dificultad de adaptación a las circunstancias.
 
Respecto al trabajo interior, hemos de distinguir entre los dos casos siguientes:
 
– Cuando el organismo no está aún plenamente desarrollado, es muy raro que puedan desarrollarse los niveles superiores, aunque excepcionalmente se dan casos en los que dichos niveles superiores hacen acto de presencia con total independencia de la edad y de las condiciones externas de la persona. También es muy difícil que se produzca en esta fase de maduración fisiológica una realización en el sentido de profundidad, ya que la misma mente está también en fase de desarrollo y en general queda absorbida por la adquisición del conocimiento del mundo exterior y por los procesos internos y externos de adaptación.
 
– Cuando el organismo ha alcanzado ya su pleno desarrollo, pero la vejez o una enfermedad merman la capacidad de rendimiento, veamos dos posibilidades.
 
a) Si la lesión o enfermedad afecta gravemente a los centros nerviosos reguladores o de la conciencia física, es evidente que no podrá hablarse de ningún nuevo aprendizaje, ni de desarrollo o integración con las zonas profundas o superiores. Pero incluso en este caso, si la persona había desarrollado previamente su conciencia profunda o se había integrado con algún nivel superior, no perderá esta profundidad o elevación de conciencia que había adquirido, aun cuando se encuentre por completo imposibilitada para poderla expresar al exterior.
 
b) Si la lesión o enfermedad no afecta gravemente a la conciencia física, no hay inconveniente alguno para que la persona pueda profundizar dentro de sí y alcance un grado elevado de autorrealización. También tal estado es propicio para que la persona se eleve por encima de si misma y se lance a buscar a Dios o a investigar el verdadero sentido de su propia vida, etc. Aunque también es muy frecuente, por desgracia, que el individuo en vez de elevarse se hunda en una depresión, caiga en una apatía o se ponga a dar vueltas con su mente e imaginación alrededor de sí mismo en una continuada protesta contra la vida y las circunstancias por el estado en que se encuentra, o quizá se envuelva en el pueril manto de la autocompasión.
 
Podríamos resumir lo que antecede diciendo que toda expansión de conciencia, sea hacia adentro o hacia arriba, requiere normalmente unos instrumentos físicos –cerebro y sistema nervioso– en buen estado y en plena capacidad funcional. Pero que una vez conseguida y estabilizada esta conquista interior ya nunca más se pierde, nunca retrocede, aunque pierdan o retrocedan después los mecanismos fisiológicos que permiten toda expresión material. Esto es así, porque la conciencia interna ya no depende entonces de los mecanismos físicos, puesto que la conexión hecha durante el trabajo interior la ha estabilizado en niveles más elevados o en zonas más profundas. También se debe a esta razón el que una persona interior o espiritualmente realizada puede estar sufriendo grandes dolores en una enfermedad y, al mismo tiempo, sentir una gran plenitud, serenidad y paz interior.
 
Es, pues, un error, el de muchísimas personas que condicionan de un modo absoluto un eficaz trabajo interior con un perfecto estado y condición física. Creen tales personas que sólo podrían trabajar de veras si se encontraran más fuertes, si no tuvieran tal defecto físico, si no fueran tan nerviosas o si tuvieran diez años menos. Tales razones y otras parecidas son erróneas y se originan en la ignorancia de quienes están excesivamente identificados con el cuerpo.
 
1. LAS NECESIDADES BIOLÓGICAS

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