Definición: una persona está amenazando cuando utiliza una amenaza como medio para expresar un deseo o sentimiento in tensos, tratando mediante la misma de satisfacerlos.
Ejemplos: «Si te gusta tanto estar con ella, quizá deberíamos romper nuestra relación y no volver a vernos más.» (Para diferenciarlo de, «Me duele muchísimo ver que te lo pasas tan bien con ella porque me hace pensar que ella te gusta más que yo».)
«Si no puedes dedicarme más tiempo, quizá debería marcharme y volver a vivir con mi madre.» (Para diferenciarlo de, «¡Me desagrada en extremo que pases tan poco tiempo conmigo!; a eso le doy un diez sobre diez».)
«Si vuelves a hacerlo una vez más, vas a desear no haberlo hecho jamás.»
«Pasa esto de nuevo, y me voy.»
Efectos: a veces, las relaciones se rompen y la comunicación se corta no porque las personas sean más felices separándose, sino porque se han hecho amenazas de romper la relación, como un modo de expresión a intensidad de un sentimiento, hasta que una de las partes se ha visto obligada a llevar a cabo la amenaza después de que la otra le ha cogido en abrenuncio.
Las amenazas pueden constituir una parte adecuada del proceso negociador, cuando simplemente expresan lo que una persona está dispuesta a aceptar y lo que no está dispuesta a aceptar. Por ejemplo, «Si me vuelves a golpear otra vez, me marcho para no regresar jamás», puede ser sencillamente la declaración de un hecho. La amenaza obstruye la satisfacción de los deseos cuando es más exagerada de lo que los deseos, intenciones o necesidades de quien la comunica suponen, y la emplea por carecer de un modo mejor de expresar los sentimientos. Muchas de las amenazas encajan dentro de esta categoría.
11. Expresión de insatisfacción a través de terceros
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