Mientras el trabajo con los grupos proseguía se hizo muy claro que,
como dice Elisabeth Lukas: "Nunca la pregunta por el sentido de la vida
está tan presente como ante una pérdida dolorosa"(21). Todos los padres se
preguntan si la vida aún tiene sentido. Algunos temen el vacío existencial que
perciben les espera, mientras que otros se dan cuenta por primera vez que ha
sido el compañero inseparable de sus vidas.
Y así como Frankl
les dice a sus camaradas prisioneros(22), nosotros lo hacemos en el grupo: que
no importa lo que nosotros esperemos de la vida sino lo que la vida aún espera
de nosotros. Que debemos dejar de preguntarnos sobre el sentido de la vida y
más bien vernos a nosotros mismos como los que estamos siendo cuestionados, y
que la pérdida de un hijo es la pregunta más importante que la vida nos ha
hecho.
Cómo respondemos a este interrogante marcará la diferencia entre una
vida llena de sentido -quizá por primera vez- o una sumida en la desesperanza y
la tristeza. Más aún hará la diferencia entre encontrar sentido en la partida
de nuestros hijos o llorar para siempre
sobre las preguntas sin respuesta, permitiendo así que nuestra vida sea
destruida por esa persona que tanto
amamos. Si nuestra elección es la primera, al vivir nuestra vida en
homenaje a nuestros hijos los hacemos trascender en la forma en que la vivimos.
En otras palabras: siendo
responsables.
Nadie puede vivir nuestra vida por nosotros,
el grupo puede sostenernos, apoyarnos, amarnos y guiarnos para encontrar
nuestro propio camino, pero no puede cargar nuestra cruz individual. Nuestra
oportunidad se encuentra en la forma en la que llevamos nuestra carga. Saber
que nuestro sufrimiento puede tener un sentido nos ayuda a darnos cuenta de la
oportunidad de crecimiento personal y espiritual inherente al sufrimiento,
haciéndolo más dulce y fácil de llevar.
De acuerdo con Frankl
hay tres caminos principales para llegar
al sentido de la vida(23), y los hemos visto hacerse realidad en
RENACER:
1- A través del encuentro
con alguien, o sea los valores afectivos o vivenciales.
2- A través de los
valores de creación, realizando una tarea.
3- Simplemente
viviendo nuestra vida cuando las
circunstancias no pueden ser cambiadas; sufriendo, cuando el tiempo de sufrir ha llegado, pero sufriendo con dignidad,
elevándonos por encima de nosotros mismos, trascendiendo el sufrimiento y
demostrando así uno de los aspectos más humanos del hombre: la capacidad de
convertir una tragedia personal en triunfo.
Estos tres caminos confluyen en uno
sólo , como quizás en ninguna otra ocasión en la vida, en RENACER: el ser sufriente a quien amar se vuelve la
tarea a cumplir, a través de los valores de actitud.
Y así lo hacen los
padres, al emerger más sabios, más amorosos, más receptivos hacia aquellos que
los necesitan, preparados para extender una mano o prestar un hombro hermano.
Sabiendo que, frente a lo irreversible, frente a aquello que no puede ser
cambiado, el hombre tiene aún la última de las libertades individuales: elegir
la actitud conque lo enfrentará. Si será como la débil hoja arrastrada por los
primeros vientos de otoño, o como el árbol
fuerte pero flexible que se inclina y estremece pero se yergue
fortalecido cuando la tormenta pasa. En las palabras de Kubler Ross: " Si
protegiéramos las quebradas de los vendavales nunca veríamos la belleza de sus tallados"(24).
De esta manera, los
padres en los grupos son testimonio viviente que, como dice Frankl, hay una
dimensión en el ser humano que lo ayuda a trascenderse a si mismo hacia metas
más allá de si , hacia un sentido que trasciende sus necesidades personales. Es
esta libertad individual lo que le da
propósito y sentido a la vida . Y nosotros sabemos que esto es lo menos
que les debemos a nuestros hijos y a nosotros mismos.
METODOLOGÍA
DESARROLLO
DE LAS REUNIONES
En las reuniones de
grupo, tres instancias se suceden, sin que esto implique un orden o duración estrictos de las mismas. Si bien
en un primer momento consideramos que una primera instancia debía ser la de
catarsis, pronto nos dimos cuenta que
este volver atrás sobre los hechos dolorosos y la exploración de
emociones tan encontradas y negativas, propias de los primeros tiempos después
de la partida del hijo, nos mantenía en un nivel testimonial desde donde se
hacía muy difícil encontrarle sentido a este sufrimiento.
Y lo que es más aún
se hacía difícil no caer en un lamento continuo, consecuencia lógica de este
tipo de procesos. Nos dimos cuenta que
los padres que se acercaban a RENACER lo
hacían en realidad no sólo porque habían perdido un hijo, sino, que habiéndolo
perdido no querían seguir viviendo como lo estaban haciendo. La mayoría de ellos han hecho catarsis, quizá durante el velorio del hijo,
los días posteriores con amigos, o familiares.
Al llegar al grupo y advertir
inmediatamente "cuántos somos",
que no son los únicos que sufren, su perspectiva cambia inevitablemente.
Como una primera instancia entonces, hemos llamado "el recibimiento", a ese espacio de tiempo antes de la
reunión en si que puede durar de 30
a 45 minutos, donde los padres más antiguos van
recibiendo a los nuevos, en una atmósfera distendida, de una manera cálida,
interesada, y si no ha habido contacto previo con este papá, es esta la
oportunidad de enterarnos de sus nombres, el nombre del hijo que partió, y su
circunstancia particular de vida. Muchas veces el primer contacto se hace a través de una notita personal y
algún material de RENACER, y quizá una visita previa antes de la primera reunión,
lo que facilita la inserción del padre nuevo al grupo. De esta manera, y mezclando padres con
diversos tiempos de duelo y asistencia a RENACER desde el primer momento los
padres que recién ingresan pueden verse reflejados en sus pares, teniendo así
la posibilidad de incluir a otros en su vida (de reflexión).
Nosotros
consideramos a RENACER como un grupo de crecimiento interior y transformación y
como tal de potencial ilimitado. Confrontado el hombre con esta conmoción
existencial, tarde o temprano se enfrasca en un diálogo mano a mano con su
conciencia. Allí surge, sin cuestionamiento o racionalización alguna, todo lo
bueno y lo malo que hemos hecho y por sobre todo surge aquello que debe ser
cambiado. Pero todo cambio asusta y más un cambio existencial. Allí es donde el
grupo acompaña a cada uno de sus integrantes a dar ese gran salto, le apoya y
fortalece para ese cambio que, después de todo, sólo puede hacerse en la más
absoluta soledad existencial.
Volviendo a las
diferentes instancias que generalmente se desarrollan durante una reunión,
podemos ahora hablar de los diferentes niveles en los que el grupo funciona, y
así describir tres niveles en RENACER. Esto no significa tres grupos distintos,
sino niveles o momentos dentro de la misma reunión:
l) Tradicional: en
este nivel el grupo está más orientado a lo que podemos llamar comportamiento
testimonial, en el que la catarsis predomina. Los problemas que se plantean
cuando el grupo no puede superar este nivel son: 1- La disolución luego que
todos los testimonios se conocen tan bien que no queda ya nada por decir; 2-
Facilitar el estado de lamento continuo de sus integrantes y 3- Fomentar el
papel de victima de los padres, rol de por sí presente ya en muchos de ellos,
como lo reportara Kliman (25).
2) Análisis
Existencial: en este nivel de
funcionamiento los padres actúan como seres a quienes la vida les ha hecho una
pregunta extremadamente dura, y bucean en su inconciente espiritual por
recursos interiores con los que ni siquiera habían soñado inicialmente. Este
término fue acuñado por Frankl, quien nos dice que el análisis existencial
entiende al hombre como un ser esencialmente responsable(26). Y agrega que no
es el hombre el que debe cuestionar a la vida, sino que es él el que está
siendo interrogado; solo que su respuesta debe siempre basarse en la acción, es
solo a través de su accionar que las "preguntas vitales" pueden ser
respondidas.
Aquí Frankl va más allá aún para decir que la responsabilidad es la base fundamental del ser humano en cuanto
representa una dimensión espiritual y no
meramente impulsiva. En algún momento de esta etapa los padres son instados a
reconocer que sus hijos ya no "han de volver". Se les dice que deben
aprender a dejar ir a esos hijos con
permiso , despues de todo es lo más importante que han hecho en sus vidas;
puede no gustarnos, pero debemos respetarlo. Esta es una instancia muy
importante para dejar el enojo y la rebeldía atrás y concentrarnos en que hacer
con nuestras vidas de aquí en más.
Es aquí donde RENACER actúa como una escuela
de vida, asistiendo a cada padre en su propio análisis existencial, rescatando
todas las experiencias positivas y cambiando todo lo que necesita ser cambiado.
Es cuando los padres utilizan el grupo
en este nivel cuando las preguntas que componen la tríada trágica: sufrimiento,
culpa y muerte encuentran respuesta.
El sufrimiento puede ser resuelto a través
del servicio, hacia otros padres dolientes o cualquier otro ser sufriente, así
vemos muchos padres miembros de los
grupos que visitan orfanatos, hogares de ancianos, fomentan la donación de
órganos, constituyen fundaciones para el alivio del mal responsable por la
partida de sus hijos, etc. La culpa es resuelta a través del cambio
existencial, y la muerte ahora se convierte en acicate para la acción
responsable. Esta tarea de análisis existencial continúa a lo largo de toda
nuestra vida, y en nuestra opinión es una de las razones más importantes para
la permanencia de los padres en los grupos.
3) Trascendental:
este nivel lo podemos llamar de "esclarecimiento", trascendencia de
los problemas analizados a un nivel
existencial; liberación, que en nuestro caso significa, llegar a un estado de
paz interior, pero también haciendo uso de la responsabilidad que viene con la
libertad, dándonos cuenta que somos responsables frente a nosotros mismos,
frente a la sociedad, frente a Dios, y por sobre todo frente a aquéllos que en
los momentos difíciles de la vida nos están mirando y protegiendo, y que son
nada menos que nuestros seres queridos, quienes nos han precedido en el viaje evolutivo
que llamamos muerte. La responsabilidad de los padres hacia la sociedad se
vuelve evidente en las palabras de Frankl:" aquél que se eleva por encima
de su dolor para ayudar al otro que
sufre, trasciende como ser humano", mientras vemos a los ayudados de ayer
convertirse en los ayudadores de hoy.
Ahora los padres
son capaces de responder a las preguntas del destino en la forma más elevada
posible, a través del ejercicio de los valores de actitud, que en este momento,
con total comprensión de su significado, se vuelven contagiosos en el grupo de
pares.
Cuando los padres
comienzan a darse cuenta que nunca una persona que ha perdido uno o más hijos
volverá a ser la misma , que algo cambia para siempre, es aquí donde RENACER se
abre al análisis existencial . Ahora, apoyado por sus pares, el padre dolorido
logra percibir, no aún de una forma
conciente, que lo que debe morir es su ego y no su ser. Comienza a comprender,
con el apoyo del grupo, que la pérdida de un hijo es la pregunta más importante
que la vida le ha hecho, y por lo tanto la respuesta debe ser de igual
importancia. El todavía no sabe cuál es esta respuesta, pero su intuición le
dice que debe estar basada en una transformación espiritual.
El grupo se expande al máximo de su
potencial cuando cualquiera de los miembros trasciende sus sentimientos
expresados en el nivel de análisis existencial
y comienza a trabajar como ayudador. Después de una reunión a la que
asistió una mamá por primera vez con todo su dolor, otra madre con un poco más
de experiencia en el grupo dijo: "es la primera vez que he podido dejar mi
dolor de lado y pensar solo en el suyo, y lo que podía hacer para
ayudarla".
Cuando los padres comienzan a distanciarse de su dolor y
comienzan a prestar más atención al de los otros, frecuentemente mencionan la
falta de palabras en el lenguaje para describir sus sentimientos más íntimos,
los que llegan a mucho más que la mera "felicidad", o un deber que ha
sido cumplido, es más una sensación de que "todo
está bien, que están finalmente en paz con la vida, que quizá este fue en realidad, su destino ". Que la
vida, después de todo, necesita seres compasivos, y que es extremadamente
difícil volverse compasivos leyendo
libros, que es sólo como dice Frankl, a través del "sufrimiento sufrido
con coraje" que la compasión puede ser ganada.
Cuando un padre nos
dice que el no puede contener su asombro ante lo que siente cuando sus
esfuerzos para ayudar a alguien han sido respondidos, y que carece de palabras
para describir estos sentimientos, nosotros sabemos que una comunión
absoluta con el otro ha sido lograda.
Una comunión que puede solo ser alcanzada a través de la intuición. En las
palabras de Bergson:" intuición es la empatía a través de la cual nos
transportamos dentro de lo más íntimo del otro para coincidir con lo que es
único y por lo tanto inexpresable". Y qué puede ser más único e
inexpresable que la muerte de un hijo?
Nuestra experiencia
personal con RENACER nos dice que hay padres que pueden resolver su dolor más
rápido que otros y obtener así una mejor calidad de vida. Estos son lo que
rápidamente se acomodan en el nivel trascendental. Son capaces de trascender su
sufrimiento, "mirar al horizonte" y usar su capacidad para
auto-distanciarse y muy rápidamente
comienzan a ayudar al hermano que sufre. Son personas importantes como
ayudadores, siempre con la palabra justa, con una actitud consoladora mientras se convierten no solo en referentes
para el grupo sino también en referentes sociales.
Ellos son prueba, una vez
más, que la única forma de ser ayudados es ayudando a otro. Estos padres se
consideran a si mismos seres totalmente responsables por sus propias vidas, han
llegado a ver en la muerte de un hijo una pregunta muy importante que espera
ser respondida, y que es precisamente ayudando a un hermano que sufre donde la
respuesta se encuentra.
Y así finalmente,
los padres en los grupos pueden decir junto a Frankl: hemos encontrado sentido
a nuestras vidas, ayudando a otros padres dolientes a encontrar sentido en las
suyas.
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