21. Las
escrituras declaran «ve al Sí mismo», «ve a Dios».
No es fácil comprender estas ideas.
Puesto que el Sí mismo es Uno no puede ser
visto.
¿Cómo puede uno ver a Dios? Sólo deviniendo
alimento para Él.
22. Dios
ilumina la mente y brilla dentro de ella,
invisible.
¿Cómo entonces puede uno conocer a Dios a través de la mente?
Sólo volver la mente hacia adentro y fijarla en Él,
es tener Su visión.
23. El
cuerpo no dice «yo».
No hay nadie que diga «yo» en el sueño
profundo.
Cuando el «yo» surge, todo surge.
Encuentra con agudo intelecto, ¿de dónde viene
este «yo»?
24. El
cuerpo es insenciente, el Sí mismo no surge.
Dentro del límite del cuerpo un «yo» surge,
entre el cuerpo y el Sí mismo. Es llamado
«ego», «nudo de materia y espíritu»,
«esclavitud»,
«cuerpo sutil», y «mente».
COMENTARIO
La idea del verso 21
se comprende más fácilmente si se lee junto con el verso 33. La pregunta sería
«¿qué se entiende por el Sí mismo?» Si hubiera dos sí mismos, el veedor y lo
visto, el problema no surgiría. Sin embargo, el Sí mismo es uno, y él mismo es
el veedor y no lo visto. Puesto que el Sí mismo y Dios son idénticos, si uno
«ve a Dios», también «ve al Sí mismo». Este
«ver» a Dios se obtiene cuando uno deviene alimento para Dios, cuando el ego se
sumerge en lo Real.
La felicidad de tal
unión con Dios es descrita por Ramana así: «Conforme profundizas cada vez más,
devienes un mero centro, y después ni siquiera eso, pues devienes mera
consciencia… es una inundación; eres tragado vivo, devienes la cosa misma que te
traga»
La limitada luz de la
mente, derivada ella misma de Dios, no puede comprehender a la luz total y
omniabarcante. En el verso 22 se aclara que la introversión de la mente es un
prerrequisito esencial para la visión de Dios. «Vuélvete y mira dentro, busca
siempre al Sí mismo con el “ojo” interno, y lo verás».
Los versos 23 y 24
tratan del ego. Ramana es único en cuanto a darnos una comprensión de la
naturaleza del ego, así como al proporcionarnos una vía segura para su
submersión. Anteriormente, en el verso 14, Bhagavan se ha referido a la
utilidad de una indagación dirigida a encontrar la fuente del ego. Así mismo,
en otro lugar, ha recalcado esto fuertemente: «Ha de indagarse en la fuente del
pensamiento “yo”… Cuando se busca la fuente, el ego se sumerge en ella, y lo
que queda es sólo el verdadero Sí mismo, en toda su plenitud».
La pérdida del ego en el Sí mismo es como la submersión del río en el mar.
El verso 24 es la contribución especial de Bhagavan a la
comprensión del ego. Señala que el ego o el «yo» es sólo un nexo entre el Sí
mismo y el cuerpo. Por consiguiente, participa de las características del Sí
mismo, es decir, de la consciencia, y de las delcuerpo, es decir, de la materia.
Visto bajo esta luz, es el puente para retornar a nuestro estado natural de
consciencia y felicidad.
El corte del nudo, o del nexo con la materia, tiene
lugar a través de la indagación, tal como la enseña Bhagavan. La garra de la
materia producida por la extroversión de la mente, se suelta y elimina a medida
que la mente adquiere fuerza para volverse hacia dentro y permanecer sumergida
en su fuente.
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