La seducción es un arte individual, que debe de ser
cultivada de manera aislada.
Sin embargo, los objetivos rara vez se encuentran aislados,
y suelen estar acompañados por amigas.
¿Cuál es el problema?
Que las amigas solicitarán parte de tu atención durante el
proceso seductivo, con lo que no podrás concentrarte en tu objetivo al cien por
cien.
¡Y eso no te interesa!
¿Cómo solucionar tu problema?
Utilizando un satélite.
¿Qué es un satélite?
No es más que un asistente, una ayuda para distraer a la
amiga, mientras tú te centras en tu objetivo.
Un satélite es un amigo, con el que habrás acordado una
técnica de aproximación y abordaje, para aproximaros al éxito.
Y el hecho de que, en ocasiones, él actúe como tu satélite,
hará que, en otras, tú tendrás que actuar como el suyo. Es una relación de
ayuda mutua.
Pero no dejes tu relación con tu satélite en libertad.
Establece unas reglas básicas con él, que ambos deberéis de seguir al pie de la
letra.
Estas reglas serán las siguientes:
1. La
avanzadilla elige
Aquél que inicie el proceso seductivo será el que elija su
propio objetivo, quedando el resto para el satélite.
Con ello, se evitarán problemas posteriores, al llegar a
las últimas fases del proceso seductivo.
Además, con esta primera regla básica, se establece ya,
quien de los dos actuará como satélite en cada proceso seductivo concreto.
El satélite será siempre el segundo en aparecer. El que
llega tras la avanzadilla.
2. El
satélite no tiene objetivo
La principal misión del que actúe como satélite es ayudar a
la avanzadilla a aislar al objetivo, y para ello dedicará todos sus esfuerzos.
En ningún caso, tratará de obtener su propio objetivo.
Sin embargo, si durante la interacción seductiva conjunta,
y tras haber conseguido aislar el objetivo de la avanzadilla, el satélite
descubre una ventana de oportunidad abierta, podrá aprovecharla.
Pero solo después de asegurarse de que la avanzadilla no
necesita de su colaboración.
3. Los
robos están terminantemente prohibidos
Jamás se podrá robar un objetivo a la avanzadilla.
Imagínate, que al entrar a un grupo aquel que va de
avanzadilla se encuentra conversando con alguna amiga, mientras aguarda su
momento para comenzar su conversación con el objetivo.
Entonces, el satélite puede tener la tentación de dirigirse
al objetivo de la avanzadilla e iniciar el proceso seductivo con ella.
ESE COMPORTAMIENTO ESTÁ TOTALMENTE PROHIBIDO.
La esencia de la relación satélite-avanzadilla es el
respeto mutuo, y el respeto de objetivos.
4. Los objetivos se acuerdan
Nunca elijas un grupo objetivo por tu cuenta, sin consultar
a tu satélite.
Con ello, conseguirás que el se sienta infravalorado, o que
realice su trabajo sin motivación alguna.
Siempre, consulta con él, intercambia impresiones sobre las
diferentes opciones que tenéis, y decidid quien actuará como satélite y quién
como avanzadilla.
Recuerda que durante esa noche sois un equipo, y como tal
debéis actuar.
En los equipos no hay lugar para las individualidades. Si
queréis utilizar la técnica del satélite, lo tenéis que hacer de la manera
correcta, si no, no tiene sentido.
5. Elige bien a tu compañero
En primer lugar, debes de tener plena confianza en él.
Recuerda que el mayor o menor éxito de tu proceso seductivo dependerá de su
labor.
Por otro lado, tu satélite debe de estar al mismo nivel que
tú. Es decir, el amigo que elijas debe de tener un valor parecido al tuyo.
Con ello, quiero decir que no deberías de buscarte un amigo
mucho más guapo que tú, ni mucho más inteligente que tú, ni mucho más rico que
tú. Simplemente, búscate alguien que sea de tu nivel, que no destaque, pero que
tampoco quede mal.
Y, en tercer y último lugar, cuéntale todo. No le ocultes
información, porque ello puede provocar situaciones muy difíciles de controlar.
Él debe de saber todo lo que tú sabes, y entre los dos debe
de haber una compenetración sobre lo que se va a hablar con ellas y en que
tono.
Porque puedes estar seguro de que, en un momento dado,
ellas van a ir al cuarto de baño, y puedes apostar la vida a que irán juntas y
a que hablarán de vosotros.
Así que, un buen plan común es esencial.
6. No lo ignores
Tu satélite es tu amigo, y así debes de comportarte con él.
En el momento que él decida entrar en acción, debes de abandonar tu proceso
seductivo y ayudarle en la entrada.
Esto es importante y te reportará un doble beneficio.
Por un lado, le estarás facilitando la entrada, con lo que
se integrará más rápidamente al grupo, y podrá hacer su labor con mayor
celeridad y eficacia.
Y, por otro lado, si él se acerca y tú no le haces caso,
estarás perdiendo valor delante de tu objetivo, que te verá como un tipo
egoísta que no se preocupa por los sentimientos de los demás.
Recuerda que las mujeres analizan todas y cada una de las
situaciones, y las traducen en términos de sentimientos.
¿Están claras las reglas básicas de comportamiento?
Bien, porque tanto tú, como tu amigo, debéis de seguirlas
sin remisión y sin dudar.
Ahora, te voy a mostrar un ejemplo de cómo podéis actuar en
forma de avanzadilla y satélite.
Imagínate que estáis en una discoteca. Veis una pareja de
chicas, y una de ellas te atrae. Entonces, hablas con tu amigo y acordáis que
tú serás la avanzadilla y él será el satélite.
Así que, te acercas a ellas. Una es rubia y otra morena. A
ti te atrae la morena:
TÚ: Hola, ¡oye! ¿Cuánto pueden medir tus
tacones?
MORENA: Pues no lo sé, ¿por qué?
TÚ: Por nada especial, es que estaba observándote mientras
bailabas y estoy sorprendido de lo bien que te manejas con ellos.
MORENA: Sí, bueno…, no es nada fácil.
TÚ: Me lo imagino.
Si yo tuviera que llevar un tacón así, me caería seguro.
MORENA: (Sonrisa) Sí, te imagino con tacones, estarías muy
gracioso.
TÚ: Pues no te creas que era malo, cuando era un niño me
ponía los tacones de mi madre, y sólo me caía cada 20 segundos.
MORENA: (Sonrisa) Así que te gusta vestirte de mujer, ¿eh?
TÚ: No, solo me gusta probar cosas nuevas.
MORENA: Eso está bien.
TÚ: ¿Y a ti?
MORENA: ¿A mí qué?
TÚ: ¿Te gusta probar cosas nuevas?
MORENA: Depende.
TÚ: ¿Depende de qué?
MORENA: De lo interesante que sean.
TÚ: Eso está bien.
Entonces, tu amigo entra en escena. Como habíais acordado
se dirige a ti y utiliza la conversación que teníais planeada.
SATÉLITE: Hola, Óscar.
TÚ: Hola, Javier, ¿qué tal?
SATÉLITE: No me quejo, ¿y tú?
TÚ: Tirando.
SATÉLITE: ¡Oye! ¿Has visto a María?
TÚ: No, la verdad es que no la he visto en toda la noche.
SATÉLITE: Bueno, pues voy a ver si la veo. Nos vemos.
Ahora, es cuando tú debes de decidir si necesitas la ayuda
de tu satélite, o no. En este caso concreto, está claro que la necesitas, porque
la rubia se está quedando totalmente al margen de tu conversación.
En esta situación, la morena nunca se iría contigo dejando
a su amiga. Por tanto, necesitas la colaboración de tu satélite.
TÚ: ¡Espera! No te vayas tan pronto. Te voy a presentar a
estas chicas tan majas. Mira esta es, ¡vaya! Ni siquiera se tu nombre.
MORENA: Me llamo Jimena.
TÚ: Precioso.
MORENA: Gracias.
TÚ: No hay de qué, pero no es mérito tuyo, (sonrisa).
¿Y tu amiga?
MORENA: Se llama Laura.
TÚ: Hola, Laura, mirad, éste es mi amigo Javier y yo me
llamo Óscar.
RUBIA: Encantada.
En este momento, tu satélite se encargará de la rubia
mientras que tú te centrarás en tu objetivo, sin tener que preocuparte de la
amiga.
¿Ves como funciona la técnica del satélite?
La
clave está en saber elegir al compañero idóneo para ello.
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