CONVERSACIONES SEDUCTIVAS

Preguntas Con Respuesta


Algunas aclaraciones complementarias


Casi invariablemente al exponer la materia de esta sección en mis cursos, surgen diversas dudas y objeciones entre los asistentes sobre alguno de los puntos expuestos, sea por la total novedad del tema tratado, sea por chocar a primera vista con las ideas habituales o hasta con la experiencia corriente vivida en un nivel superficial. Por ello creo conveniente responder por anticipado a las preguntas más corrientes que probablemente desearía formularme el lector.

1. ¿Cómo es posible que yo pueda llegar jamás a ser tan inteligente como determinado genio matemático, por ejemplo Einstein, a quien tanto admiro?


– Es cierto que usted puede llegar a actualizar todas aquellas cualidades básicas que es capaz de reconocer y de admirar. y la inteligencia ciertamente es una cualidad básica. Por consiguiente, usted podrá desarrollar plenamente la misma altura y profundidad intelectual que ve en Einstein. Porque, en realidad, lo único que le permite comprender de un modo directo la inteligencia de este genio es precisamente su inteligencia de usted. Todo cuanto sea inteligible para usted lo es gracias a su propia inteligencia. Y aquello que supere su capacidad intelectual no lo entenderá usted de ninguna manera, no tendrá sentido, se le escapará y ni siquiera sabrá si aquello es o no inteligible. Por esto hay que distinguir muy claramente entre lo que usted sea capaz de apreciar directamente, de ver y comprender por sí mismo de un modo intuitivo – y esto es lo que puede actualizar –, y por otro lado el hecho de creer, pensar o deducir que Einstein es muy inteligente porque dice o hace cosas que usted no puede comprender ni hacer. Lo que es producto de una deducción no es una evidencia directa, no es un reconocimiento inmediato y no entra, por consiguiente, en la categoría de los valores actualizables que hemos indicado.

Además, hay que distinguir entre la cualidad básica, en este caso la inteligencia natural y la cualidad elaborada, o sea la inteligencia aplicada de un modo concreto a un campo determinado. Esta última requerirá la educación o adiestramiento necesario en el campo particular de que se trate, que en el caso que comentamos serán los estudios de Matemáticas, Física, etc. Si bien la inteligencia natural capacita potencialmente para la adquisición de los conocimientos concretos correspondientes, aquélla no podrá nunca expresarse adecuadamente sin éstos.

Si soy capaz de extasiarme ante una obra de arte, no quiere esto decir que por ello sea ya un artista, sino que indica que en mí existe una capacidad artística potencial y que debidamente cultivada, esto es, adquiriendo la técnica correspondiente, podré llegar un día a plasmada de un modo definido.

Un artista, un intelectual, un financiero, un comerciante, un técnico, lo serán cuando su inteligencia natural se haya adiestrado en la especialidad correspondiente. Pero las cualidades positivas básicas –como son, según hemos visto, la energía interior, la seguridad, la decisión, el amor, la confianza, la cordialidad, la comprensión y muchas otras–, precisamente por el hecho de ser básicas, no requieren ningún adiestramiento especial, ninguna adquisición exterior y pueden ser actualizadas en su totalidad sin otra condición que la práctica de una adecuada técnica de integración.


2. ¿No conducirá esta técnica de absorción de energías y valores en el Yo a una sobrevaloración personal desmedida, a un orgullo absurdo?

– La sobrevaloración personal, el orgullo, es siempre producto de la idea deformada que uno se hace de la propia importancia. Implica asimismo la idea de que los demás tienen un valor inferior al propio. En el orgullo, siempre es el Yo–idea el que se hincha artificialmente.

En la técnica que he explicado manejamos principalmente vivencias y estados interiores, gracias a los cuales el Yo–experiencia se incorpora energías reales. Esto se traduce en una conciencia directa de mayor fuerza y seguridad. Seguridad y confianza que son reales y permanentes. Y, cuando se vive con auténtica seguridad, no hay la menor necesidad de hinchar nada, de aparecer diferente de como se es. La persona se siente segura sin necesidad de compararse con nadie. No hay sobrevaloración, aunque ciertamente hay una valoración más elevada que antes. Pero esto es debido a que en realidad ha subido el valor intrínseco del Yo–experiencia. La persona vive, pues, más próxima a su verdad, más ajustada a sus auténticos valores, el Yo–idea coincide con mayor precisión con el Yo–experiencia, sin lugar ni motivo para desviaciones ni proyecciones mentales de su realidad e importancia. Se apoya cada vez menos en la idea de sí mismo, en la representación mental de su realidad, puesto que ya está viendo en la experiencia de cada momento esta realidad de sí mismo con mayor intensidad y plenitud. De hecho, el único modo de evitar el orgullo –y también la falsa humildad – es vivir y conocer experimentalmente la propia realidad, la propia plenitud, la propia verdad.


3. El hecho de atribuirme a mí mismo la realidad de lo exterior, ¿no me conducirá a un excesivo subjetivismo, a un peligroso desprecio o a una injusta minusvaloración de las personas y cosas que me rodean?

–Cuidado. Fíjese bien, por favor, que no tiene que atribuirse nada. Se trata tan sólo de descubrir la verdad de los hechos y manejar esta verdad de un modo consecuente. Lo exterior tendrá su propia realidad, sea cual sea la que tenga en sí mismo. Lo único que he afirmado es que lo que usted vive como realidad del exterior, precisamente la realidad que usted acostumbra a atribuir a lo exterior, esa realidad le pertenece del todo a usted. Y precisamente cuando usted consiga vivir su propia realidad de un modo pleno e inmediato, empezará a poder ver la plena realidad que tienen las demás personas y cosas. Cuando usted se viva a sí mismo con toda la fuerza, sentirá esta misma fuerza en el interior de las personas, de los animales y hasta de los objetos inanimados. Del mismo modo que cuando usted se siente hueco y vacío, todo lo encuentra igualmente hueco y vacío; cuando usted viva toda la fuerza de su realidad interior, reconocerá lo mismo en los demás, y sólo a partir de entonces empezará realmente a sentir un sagrado respeto hacia cada ser viviente, sólo entonces empezará a valorar a las personas y cosas con su máximo, justo y verdadero valor. Al vivirse usted mismo de un modo directo, inmediato, empezará a poder vivir lo otro, lo exterior, igualmente de un modo directo e inmediato. Únicamente podemos descubrir la realidad íntima de nuestros semejantes pasando a través de nuestra propia íntima realidad.


4. La técnica que usted propone viene a ser una especie de autosugestión, más o menos disfrazada, ¿no es eso?

–No, señor. La técnica descrita no opera por los mismos mecanismos que la sugestión. Precisamente en otro momento hemos tratado la autosugestión y hemos visto que actúa directamente, sin necesidad de disfraz alguno. La sugestión consiste en la introducción en la mente –en especial en la mente inconsciente– de una determinada idea para que produzca ciertos efectos en el estado de ánimo o en la conducta. En nuestro ejercicio, en cambio, manejamos principalmente y de un modo directo vivencias y sentimientos, esto es, cargas energéticas que precisamente tratamos de unificar. Y los resultados que se consiguen con tal técnica son producto de esta fusión real de energías y no de un autocondicionamiento mental. Las ideas utilizadas durante la práctica tienen por única misión el evocar y actualizar en la conciencia dichos sentimientos y vivencias.

 LA ADECUADA ACTITUD ANTE LAS SITUACIONES DE LA VIDA. ¿COMBATIR O ADAPTARSE?

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