CONVERSACIONES SEDUCTIVAS

COMO HACERSE AMIGOS

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Harry Stack Sullivan, un estudiante de Sigmund Freud, puso de relieve la importancia de las relaciones sociales de los niños para el desarrollo de sus personalidades. Sullivan creía que la personalidad en desarrollo de un niño era igual a la suma de todas sus relaciones interpersonales comenzando, por supuesto, por su relación con sus padres, pero incluyendo también la influencia profunda de sus pares.


En la época en que un niño tiene siete u ocho años, comienza a alejarse de la influencia de sus padres y, cada año que pasa, mira con más frecuencia hacia sus compañeros de clase y amigos como fuente de afecto, aprobación y apoyo. Aunque en la familia el apoyo emocional es algo que se da por sentado, entre grupos de niños se trata de una recompensa que se gana. El camino hacia dicha recompensa se vislumbra en su mayor parte a través de la capacidad emocional y social del niño. Según Sullivan, la amistad entre niños imprime hábitos de por vida en la relación con los demás, así como un sentido de autoestima casi igual al que se desarrolla a través del amor y el cuidado de los padres. De manera inversa, cuando un niño carece de amigos o de la aceptación de sus pares, en particular durante los años de la escuela primaria, carga con cierto sentido de lo incompleto y de insatisfacción, a menudo a pesar de logros significativos.

A los 42 años, Harvey era un cirujano ortopédico respetado y de éxito. Describió su matrimonio como “bueno”, aunque trabajaba siete días por semana. Pero según su esposa, Flo, pasaba menos de cuatro horas semanales despierto con ella, y llamaba a su esposo “La Sombra”. Aunque Harvey amaba a sus tres hijos, ahora adolescentes, confesó que eran una decepción para él. A pesar de haberles dado todas las ventajas (incluyendo sus dotes intelectuales considerables), eran estudiantes sin brillo y mostraban pocas ambiciones excepto la de ir a fiestas todas las noches.

Harvey se describía corno alguien sin amigos reales, pero señaló que algunos de sus colegas le caían bien y de vez en cuando almorzaba con ellos. Decía que no extrañaba realmente no tener amigos de adulto, porque en realidad nunca había tenido amigos de niño. De pequeño, había sido fastidiado sin misericordia por ser delgado y desgarbado, pero aprendió a no manifestar sus sentimientos. De adolescente, trabajó duro y nunca salió con muchachas. Flo, a quien conoció en la universidad, fue su única novia. De vez en cuando, Harvey sentía cierta sensación de vacío en la vida, pero esta se desvanecía rápidamente cuando entraba a su oficina pasando por una sala de espera llena de gente.

Cuando Flo anunció que quería el divorcio y algo de “felicidad” en su vida, Harvey no pudo culparla de nada. Sabía que no había tenido mucho éxito como marido y supuso que ser soltero le daría un poco más de tiempo para dedicarlo a un proyecto de investigación que le interesaba. Pensó que ese proyecto podía incluso darle la oportunidad de presidir su departamento en el hospital y su vida cobraría entonces mucho más sentido.

Hacerse amigos es una capacidad que resulta difícil de aprender después de la niñez. Es como nadar, algo que les resulta fácil a los niños pequeños cuando se los introduce en el agua; pero cuando los adultos aprenden a nadar, sin haber tenido la oportunidad de hacerlo de niños, se muestran rígidos y poco naturales en sus movimientos. Aunque la falta de amigos en la niñez ciertamente no condena a las personas a volverse adultos sin amigos, debemos reconocer que ciertas capacidades del CE se ven influidas por un período de desarrollo determinado. Cuando este transcurre, resulta mucho más difícil aprender dicha capacidad.

CÓMO HACEN LOS NIÑOS PARA ENTABLAR AMISTAD

En su libro Children s Friendships, el profesor Zick Rubin de la Universidad de Brandeis describe de qué manera los niños atraviesan cuatro etapas que se superponen cuando aprenden el arte y la capacidad de hacerse amigos.

1. En la etapa egocéntrica, entre la edad de tres y siete años, los niños suelen definir a sus amigo como otros que emprenden simultáneamente una actividad similar o simplemente como niños que están cerca. Un “mejor amigo” para un pequeño en esta etapa es a menudo el que vive más cerca. Para decirlo de una manera algo dura, los niños en esta etapa buscan amigos a los que pueden usar: los que tienen juguetes con los que quieren jugar o algún atributo personal del que pueden carecer. En general, los niños que atraviesan la primera etapa de amistad son mejores en iniciar interacciones sociales que en responder a las insinuaciones de otros niños. En su disposición egocéntrica, suponen que los amigos piensan igual que ellos y se ofenderán e incluso rechazarán a un compañero de juego si esto no es así.


2. En la etapa de satisfacción de necesidades, entre los cuatro y nueve años, los niños se sienten más motivados por el interés en el proceso de las relaciones que por el egocentrismo. Valoran a los amigos como individuos, en lugar de hacerlo por lo que tienen o por el lugar donde viven. Pero en esta etapa, su hijo sigue estando automotivado por la búsqueda de amigos que puedan satisfacer una necesidad específica. Los niños se sienten atraídos hacia otros que comparten un juguete o aceptan una galleta, pero la reciprocidad no es particularmente importante. Por el hecho de que la amistad se convierte en una forma de satisfacer sus necesidades fuera de la familia, sus hijos pueden sentirse impulsados a estar con otros niños en esta edad, y pueden incluso preferir estar con un pequeño que no les cae bien con tal de no estar solos. Dado que los amigos cumplen la función fundamental de satisfacer sus necesidades actuales, los niños suelen experimentar dificultades en mantener más de una amistad estrecha a la vez. En esta etapa, usted podría llegar a escuchar a su hija decirle a una compañera de juego: “Tú no eres mi amiga, Jodie sí lo es”.


3. La etapa de la reciprocidad que se produce entre la edad de seis y doce años, se caracteriza por una necesidad de reciprocidad e igual dad. Los niños están en condiciones de considerar ambos puntos de vista en una amistad, y se interesan y preocupan por la equidad. Pueden juzgar la calidad de sus amigos sobre la base de una comparación obvia sobre quién hace qué para quién: una invitación para quedarse a dormir debe dar como resultado la recepción de una invitación similar; un regalo de cumpleaños debe tener el mismo valor que otro; si un día un niño trae un postre adicional a la escuela, esperará uno a cambio al día siguiente. Tal vez debido a esta preocupación por la reciprocidad, las amistades durante esta fase tienden a darse por pares. Los grupos o pandillas durante la etapa recíproca son en realidad una red de pares del mismo sexo.


4. Durante la etapa de la intimidad, entre la edad de nueve y doce años, los niños están preparados para entablar verdaderas amista des íntimas. En lugar de centrarse en actos abiertos, se interesan más por la persona detrás de la fachada y su felicidad. Muchos psicólogos consideran que esta etapa es la base para toda relación íntima y, según ellos, los niños que son incapaces de formar amistades íntimas en la preadolescencia y a principios de la adolescencia podrían no conocer nunca la verdadera intimidad cuando sean adolescentes o adultos. El hecho de compartir en forma apasiona da las emociones, los problemas y conflictos en esta etapa, forma un vínculo emocional profundo que los niños recuerdan como una de las relaciones más significativas de la vida. En algunos casos, estas amistades realmente duran toda una vida.


Zick Rubin escribe: “Un criterio particularmente importante de la amistad a cualquier edad de la niñez es compartir información personal, hechos o sentimientos ‘privados’ que otras personas no conocen”. Compartir información personal, tal como lo saben todos los terapeutas, constituye uno de los ingredientes claves para desarrollar relaciones satisfactorias, y parece producir beneficios psicológicos profundos. El grado en el cual alguien comparte información personal, incluyendo intimidades y secretos, quizá sea la medida más importante utilizada por los niños para juzgar a sus amistades.

A los once años, los padres de Jennifer le contaron que se iban a separar. Aunque Jennifer conocía a muchos otros niños cuyos padres eran divorciados, esta noticia la conmovió. No sabía exactamente qué sentir y cuando se le preguntó, dijo que no sentía “nada”. Como muchos niños cuando se enteran del divorcio de sus padres, Jennifer mostró una etapa de negación emocional, observando los acontecimientos que se producían en su vida como si ocurrieran en una película.

La única persona a la que Jennifer le comunicó la disolución de su familia fue a su mejor amiga, Julia, quien seguramente guardaría el secreto. Le dijo a su “segunda mejor” amiga Marcie que sus padres estaban hablando de separarse, pero no le contó que en realidad ya habían tomado una decisión al respecto. Le contó a otro grupo de compañeros de clase que le caían bien, pero a los que no consideraba “mejores” amigos, que algo importante estaba por ocurrirle, pero no les dijo exactamente qué era. Jennifer compartió los detalles de su secreto importante con la persona con la que se sentía más cercana. Se abrió menos con los que mantenía una amistad más distante.

QUÉ PUEDE (Y NO PUEDE) HACER PARA AYUDAR A SU HIJO A ENTABLAR Y MANTENER AMISTADES

La importancia de ayudar a sus hijos a entablar amistad es funda mental, pero nos sentimos a menudo confundidos acerca de lo que deberíamos hacer o no hacer. Cuando uno comprende que los amigos satisfacen diferentes necesidades en diferentes etapas, resulta más fácil determinar el papel que puede desempeñar en la enseñanza de capacidades para entablar amistad.

La etapa egocéntrica
Para los niños más pequeños o para aquellos que son reservados y tienden al aislamiento social, es importante planificar actividades en las que estarán con niños que son como ellos o que tienen intereses similares. Al principio, la forma de reaccionar de los niños es menos importante que la oportunidad de poder hacerlo. Las computadoras y los deportes pueden ser instrumentos importantes para romper el hielo. Pero aun cuando los niños se limiten a mirar dibujos animados juntos, esto representa una im portante experiencia compartida que puede construir las bases para un desarrollo social posterior.

Si usted es un padre soltero, resulta sensato resistir el impulso de pasar demasiado tiempo solo con sus hijos durante los fines de semanas y las vacaciones escolares. En la época en que están en edad escolar, están dispuestos a invertir más energía emocional en sus pares. Es perjudicial para ellos que se les atribuya el papel de su compañero.

La etapa de la satisfacción de necesidades
Una vez que sus hijos comienzan a disfrutar la compañía de otros niños, es importante reforzar el valor de los amigos. Tome en serio las amistades de sus hijos mostrando interés por sus relaciones con sus amigos y alentándolos a hablar sobre sus experiencias. Es importante no disminuir o negar los sentimientos positivos de su hijo respecto de otro niño, aun cuando usted siente recelo acerca de dicho niño. Asimismo, evite reforzar las opiniones negativas de su hijo sobre otros niños aun cuando sean objeto de burlas o intimidaciones. Resista la tentación de unirse a las quejas de su hijo respecto de sus compañeros de clase; esto sirve para reforzar el aislamiento social. Sólo limítese a escuchar con atención.


También es importante ponerse como ejemplo para sus hijos. ¿Cómo pueden desarrollar amistades positivas y satisfactorias si usted no le dedica tiempo a los amigos en su propia vida? Hable con frecuencia con sus hijos sobre sus propios amigos, lo que hace con ellos y por qué son importantes para usted. Incluya a sus hijos en las actividades con sus amigos para que puedan ver cómo se relaciona usted con ellos y lo mucho que sus amistades significan para usted.


La etapa de la reciprocidad
En la época en que los niños alcanzan la etapa de la reciprocidad, muchos padres sienten que han sido relegados al papel de chofer, planificador de fiestas y caja bancaria (sólo para retiros de fondos). Puede sentirse como un observador sin importancia de la vida social de sus hijos, pero en realidad su presencia y apoyo les da una sensación de seguridad mientras exploran el aspecto de dar y recibir de la interacción social. En esta etapa, sus hijos pueden beneficiarse con su conocimiento y experiencia mientras aprenden las alegrías y las penas de las amistades a largo plazo.

Si su hijo está experimentando dificultades con sus amigos, usted podría ofrecer ejemplos de su propia experiencia con amigos, ya sea presente o pasada. Pero, como en la etapa previa, no exprese sus sentimientos personales respecto de los amigos de sus hijos y evite dar consejos. Permita que sus pequeños desarrollen paciencia, soporten el dolor que emergerá inevitablemente en cualquier relación cercana, y tomen sus propias decisiones sobre la forma de manejar las emociones y experiencias negativas. Ya sea que decida continuar la amistad o renunciar a ella y buscar una nueva, es algo que depende realmente de él. La única elección equivocada sería la de darles la espalda a sus pares y convertirse en alguien aislado socialmente.

Dado que la etapa de reciprocidad comprende el primer intercambio real de ideas y sentimientos, los niños suelen experimentar entonces ciertas dificultades. Si su hijo no parece tener éxito en atraer a otros, aun después de varios intentos, existen actividades específicas para hacerse amigos que usted puede ofrecer.


Por ejemplo, la simple observación de amistades en vídeos, particularmente cuando usted señala de qué manera se utiliza cada capacidad, parece motivar a los niños a buscar amigos. Si su hijo tiene dificultades para hacerse amigos, también podrá beneficiarse con varias actividades de interpretación de papeles con usted, utilizando títeres o pequeñas figuras. Pueden interpretar cinco o diez minutos de dramas, representando diferentes formas de resolver problemas interpersonales planteados por su hijo. Este tipo de orientación resulta particularmente efectivo con los niños que pueden hablar sobre sus éxitos y problemas sociales anteriores.


La etapa de la intimidad

En la época en que su hijo alcanza la etapa de tener amistades íntimas, su papel es el de servir de guía. Establezca límites adecuados para la edad, señale valores, y aliente el crecimiento personal e interpersonal. Como en otras etapas de transición en la vida de su hijo, usted sentirá sin duda una mezcla de alivio y tristeza por el papel decreciente que cumple en su mundo. ¡Eso es también algo adecuado para la edad!

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