Llevar una pila de equipo para campamento desde el coche hasta el sitio elegido podrá no parecer algo particularmente brillante. “¿Acaso cualquier chico de inteligencia media no es capaz de realizar esa tarea?”, se preguntará usted. La respuesta es: “sí”, desde luego. Pero es un “sí” limitado. Lo crea usted o no, muchos chicos de inteligencia entre media y superior tendrían dificultad en resolver este problema de lógica básica y acabarían haciendo dos o tres viajes en lugar de uno.
A primera vista, deducir que es eficiente transportar el equipo de campamento envolviéndolo en una lona y acarreándolo al hombro parecería una decisión basada en una habilidad de pensamiento rudimentaria. Sin embargo, la so lución hallada por Jeremy fue, en realidad, el producto final de un proceso analítico relativamente complejo, Aun que él no se percató conscientemente de este proceso, sí tenía plena conciencia de su objetivo: llevar el equipo hasta el sitio de campamento lo más rápidamente posible. Al darse cuenta de que, si optaba por cargar con todo en los brazos, iba a tener que hacer demasiados viajes y demoraría demasiado tiempo, Jeremy ideó una ingeniosa estrategia alternativa. Su cerebro, al clasificar los datos y procurar una solución al problema, siguió una progresión clásica:
1. No me alcanzan las manos.
2. ¿Qué puedo hacer para ayudarme?
3. Hay un pedazo de lona. Puedo usarlo.
4. Veamos si entra todo en un fardo.
5. ¿Y ahora qué hago con el fardo?
6. Intentaré cargarlo al hombro. Si eso no funciona, tal vez pueda arrastrarlo.
7. ¡Funciona! Podré llevar todo en un solo viaje, siempre que no me caiga y me rompa el cuello.
El primer paso del análisis de Jeremy consistió en evaluar la situación. Tuvo que identificar el objetivo, considerar las condiciones, examinar sus Opciones y reorientar su pensamiento apartándose del modo tradicional de llevar cosas. Al deducir su solución, quizás se haya servido de sus experiencias anteriores con otros bultos, o acaso haya asociado su problema presente con problemas similares que había visto resolver a otras personas.
En el proceso de seguir los diversos pasos del análisis del problema Jeremy recurrió a su inteligencia innata. Si hubiera, tenido un bajo cociente intelectual, tal vez habría avanzado con dificultad a lo largo de un dilatado proceso de prueba y error y acaso nunca habría Solucionado el problema con eficiencia. Sin embargo, la solución de Jeremy requirió algo más que una inteligencia básica. Necesitó también de una astucia básica. Al pensar analíticamente, el chico pudo deducir el modo de realizar la tarea con un mínimo de aflicción y esfuerzo desperdiciado. Este “encontrar el camino más corto entre dos puntos” es la esencia del pensamiento listo. Ver el pedazo de lona fue el catalizador. Una vez que comenzó el proceso analítico, el niño de diez años pudo realizar las funciones mentales subsecuentes de manera casi instantánea.
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