CONVERSACIONES SEDUCTIVAS

ELEGIR EL CAMINO ADECUADO

Los niños se enfrentan a muchas encrucijadas en su vida. Hay caminos que señalan hacia la realización y el logro de las propias ambiciones. Otros llevan a penosos choques contra la realidad. Como los padres también se enfrentan a encrucijadas similares en su vida, la mayoría reconoce la importancia crítica de las elecciones de sus hijos ante estas coyunturas. De ellas puede depender el curso futuro de la vida del niño.

Ante una encrucijada, un chico puede sentirse atraído por fuerzas poderosas y aparentemente misteriosas que lo arras tren hacia un camino u otro. A los siete años, una niña puede elegir convertirse en concertista de violín y dedicar su vida a alcanzar esa meta; o, a la misma edad, puede hacer la elección inconsciente de autosabotearse y a partir de ese momento su vida se tornará una serie de decisiones y acciones contraproducentes que garantizarán el fracaso.

Cuando Blair se encontró frente a su encrucijada, eligió el camino que llevaba hacia un creciente aislamiento social y a la desdicha. Sí hubiera avanzando mucho por esa senda, acaso nunca habría sido capaz de volver sobre sus pasos.

Aunque las fuerzas que tironean a un niño en una u otra dirección son complejas, no son en absoluto misteriosas. Entre los factores que influyen en las elecciones, reacciones y conductas del niño, figuran:

• características y habilidades heredadas
• ambiente del hogar
• experiencias escolares
• experiencias de vida
• experiencias culturales

El deseo universal de todo padre responsable es ayudar a su hijo a ser feliz, una persona adaptada autorrealizada. Trasladar este deseo a la realidad y aprender a encaminar al niño en la dirección que conduzca a la autorrealización puede constituir un enorme desafío, sobre todo si el niño parece avanzar en un sentido azaroso.

Afortunadamente, los padres pueden intervenir cuando llegan a la conclusión de que su hijo está haciendo elecciones equivocadas. El primer paso de este proceso de intervención consiste en que ellos examinen los patrones de respuesta de su hijo. Al evaluar las conductas específicas emerge un perfil. Los padres deben poder determinarse su hijo es impetuoso, irresponsable o desorganizado, y también identificar las pautas de postergación, culpa, renuncia, manipulación o autosabotaje.

Una vez que los padres han evaluado la conducta de su hijo, deben ayudarlo a examinar esas conductas contraproducentes. Los padres que alientan la autoevaluación brindan a su hijo una “brújula” que pueda usar cuando está perdido, confundido o bloqueado. Esta brújula lo ayudará a abrirse paso entre los obstáculos de la ‘vida y le señalará la dirección correcta cuando se encuentre ante una de las encrucijadas críticas de la existencia.

NO GOLPEARSE LA CABEZA

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