CONVERSACIONES SEDUCTIVAS

APRENDER DE LOS ERRORES


Diálogo Modelo N° 13


Adolescentes entre 13 y 17 años

Padre: Sé que estás molesto porque tu madre y yo no te dejamos hacer una fiesta en casa un fin de semana que pasamos afuera. Nosotros también estamos disgustados, no sólo porque hiciste algo que se te había prohibido específicamente, sino también porque nos mentiste cuando te preguntamos si habías hecho la fiesta. Decidimos prohibirte salir y usar tu auto. Es hora de que conversemos la situación con calma. Dime cómo reaccionaste ante el castigo.


Adolescente: Es injusto. Hay muchos chicos que hacen fiestas cuando sus padres no están en la casa. No vino la policía, los vecinos no se queja ron, no faltó ningún objeto, no se rompió nada y nadie se emborrachó ni hizo alboroto. Fue una fiesta tranquila y privada. Vinieron solamente dieciséis chicos.
Padre: No pasemos por alto el punto clave: no te habíamos dado permiso para hacer ninguna fiesta mientras nosotros no estábamos. En realidad, te prohibimos expresamente que recibieras a más de dos amigos a la vez durante el fin de semana. Tenías permiso para salir el sábado a la noche con tus amigos, y se suponía que volverías alrededor de las doce. Tu madre y yo considerábamos que un muchacho de diecisiete años era lo bastante responsable como para poder dejarlo solo un fin de semana, Estábamos equivocados, al parecer.
Adolescente: Yo sabía que iban a enojarse si les decía que había hecho la fiesta. No es que yo la haya planeado de antemano; las cosas se dieron así.
Padre: Pero tú permitiste que las cosas sucedieran de ese modo, pese a nuestra prohibición específica. Fue una conducta inaceptable, y ahora debes enfrentar las consecuencias de tu decisión. Tu madre y yo consideramos que nuestra reacción es razonable, y tú sencillamente tendrás que aceptarla. ¿Crees que de esto se puede aprender alguna lección?
Adolescente: ¿Qué quieres decir?
Padre: Tomaste una decisión equivocada, y creo que en esto estarás de acuerdo. Te metiste en un lío y perdiste credibilidad ante nosotros. En este momento nos resulta muy difícil confiar en tu discernimiento. ¿Qué te parece que podrías hacer para recuperar nuestra confianza?
Adolescente: No volver a hacer nada parecido a lo que hice.
Padre: ¿Lo dices simplemente porque no te gustaría que te descubriéramos y te castigáramos?
Adolescente: En parte.
Padre:  ¿Otras razones?
Adolescente: No me gusta pensar que nunca más van a confiar en mí.
Padre: Muy bien. Tal vez en tu vida llegue un momento en que resulte muy importante que creamos en ti, confiemos en ti y te apoyemos. Supongamos, por ejemplo, que alguien te acusara de algo que no hiciste, y tú recurrieras a nuestra ayuda. Queremos poder brindarte esa ayuda sin reservas, pero para eso tenemos que poder confiar en ti. ¿Qué crees que podrías hacer para recuperar nuestra con fianza?
Adolescente: Demostrar que soy digno de confianza.
Padre: Creo que lo harás. Pienso que hacer esa fiesta fue una gran tentación y cometiste un error de discernimiento. ¿Hubo otras oportunidades en las que no nos hayas dicho toda la verdad?
Adolescente: Sí.
Padre: Aprecio tu franqueza. Antes de esto, tu madre y yo notamos más de una vez que habías mentido u ocultado información importan te. En esas ocasiones decidimos no enfrentarte. Tal vez fue un error de nuestra parte y ten gamos que revisar nuestras reacciones. Estoy seguro de que entiendes hasta qué punto la deshonestidad puede perjudicar la confianza. Piénsalo la próxima vez que sientas la tentación de engañarnos. Si la deshonestidad se convierte en una constante de tu relación con nosotros, toda la familia va a sufrir. ¿Estás de acuerdo?
Adolescente: Sí.
Padre: Confío en que, a partir de ahora, manejarás mejor las situaciones como ésta. También creo que serás recto con nosotros, aunque hayas cometido un error y tengas que experimentar las consecuencias. Si te muestras responsable los próximos meses, podrás recuperar nuestra confianza. Todo el mundo se equivoca. La persona lista aprende de sus errores y no vuelve a repetirlos.

El padre del diálogo precedente expresa claramente su decepción y su disgusto por la conducta del hijo. Pese a su aflicción, reconoce que su objetivo principal es cambiar la conducta de su hijo, y no castigarlo o darle un sermón. Con esta meta en la mente, conduce al adolescente a través de los cinco pasos de la fórmula “para aprender de los errores” que describimos anteriormente (identificar el error, definir lo obvio, examinar la situación, explorar las opciones de corrección y encontrar un denominador común).


Aunque es directo, el padre no predica. No obstante, sí comunica inequívocamente su posición con respecto a los puntos claves. Finaliza la conversación con una nota positiva y asegura al adolescente que podrá recuperar la confianza perdida si en el futuro actúa con responsabilidad y franqueza. Al expresar confianza en la habilidad de su hijo para aprender de sus errores de discernimiento, le brinda una importante afirmación en un momento en que, sin duda, el adolescente se siente desdichado y molesto.

Tal vez, mientras leía el diálogo, usted haya pensado que no es fácil mantenerse calmo y racional cuando su hijo ha violado una regla importante. Esta es precisamente la razón por la que el proceso de evaluación debe llevarse a cabo después de que “se ha disipado el humo”. Los padres del chico del diálogo ya han decidido el castigo, y la conversación tiene lugar después de tomada dicha decisión. A continuación se presenta un enfoque alternativo que trata el mismo tema y aplica los cinco pasos de la fórmula “para aprender de los errores”.

Actividad suplementaria
APRENDER DE LOS ERRORES

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