No es
cerrar los ojos
porque
llegó la noche final,
sino
bajar los párpados
para
no ser encandilado,
por la
luz de un amanecer;
no es
cruzar las manos
porque
llegó el final de la tarea,
sino
descansarlas un poco,
porque
pronto comienza la
tarea
definitiva
no es
detener los pies porque
se
acabó el camino;
sino
darles un descanso
porque
mañana habrá que amanecer cantando;
no es
finalizar la marcha en la oscuridad total
sino
cruzar un túnel hacia la luz total;
no es
sufrir la última desilusión porque todo acaba,
sino
vivir la última esperanza porque todo empieza;
no es
morirse para siempre sino comenzar a vivir,
de
otro modo y para siempre.
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