¿Por que hago tanto hincapié en el
punto de que al dolor no hay que evitarlo? Como decíamos al principio, el dolor
se siente en un lugar muy especifico, que es acá. El dolor hasta se siente
físicamente.
Y el dolor que se siente físicamente nos llevaría a comenzar a
hacer teorías psicosomáticas, que relacionan lo físico con lo energético y lo
psicológico.
Pero el corazón no es solamente un órgano: hay un centro energético que es
nuestro corazón. Para los creyentes en Jesús, lo que se llama el Sagrado Corazón de
Jesús no es el sagrado corazón físico de Jesús, sino que es un punto que todos nosotros tenemos,
que recordamos mas cuando nos pasan este tipo de cosas o cuando pasan otro tipo de cosas que
de alguna manera nos conmueven de tal forma que nos hacen sentir con el corazón, y también,
algunos dicen, con el alma.
En este punto podemos decir que corazón y alma son
muy parecidos.
Es decir que la muerte de un ser
querido, la muerte de un hijo, toca el alma, conmueve el alma. Entonces, acá ya entramos en otro
terreno de experiencia, entramos en otro terreno de observación ¿De qué manera? Primero: la va a tocar
según la dejemos ¿Qué
quiero decir con esto? Quiero decir que casi nadie deja de ser tocado. Pero alguna
experiencia puede haber en la que parece que a esta persona no la toco.
Pero, ¿
por qué algunas personas ni las toca y a otras personas tal vez las desmorona?
Por lo que decía antes: o es un desfiladero muy estrecho o la mente es muy
amplia. Son
1os modelos y los modos de como yo permito que esto que probablemente sea el
legado de la partida
de un hijo, ese dolor, toque mi alma, y cuando ese dolor toca mi alma, mi alma
se conmueve y cuando se conmueve, mi alma se expande.
Y aunque uno puede decir yo prefiero
no tener el alma expandida, sino que prefiero tener a mi hijo, y cualquier padre o madre daría toda
la expansión del alma por tener al hijo, la realidad es otra: la realidad es
que ese hijo terminó su ciclo, y que los que estamos acá todavía no terminamos
nuestro ciclo,
y que la partida de un hijo puede ser tomada también como una ayuda en el
aprendizaje de ese ciclo que significa vivir.
Por eso decía al principio que todo lo que nos
pasa depende de como lo tomemos, de cual sea nuestra cultura, de como crecimos,
de como aprendimos y de cual es el sentido que le damos a la vida.
En ese punto, en ese momento, cuando
ocurre una situación de este tipo, todo se cuestiona. Y todo se cuestiona es porque
seguramente los principios que teníamos no eran tan sólidos. Eso nos pasa a todos. Todos vamos
aprendiendo, de una manera o de otra.
Y es muy importante tomar la vida como
una gran escuela, como un gran aprendizaje,
o
como un lugar de crecimiento donde todos vamos a tener que incluir dentro de este
aprendizaje absolutamente todo, probablemente la partida de un hijo sea uno de los
aprendizajes más dolorosos, pero más profundos y más importantes.
Hay algo que puede enseñar el que
tiene este dolor que muy pocas personas pueden enseñar. Hay algo que puede dar
aquel que conoce el dolor de la partida de un hijo que no puede darse de otra manera. Entonces, lo que es un
principio es una perdida se puede transformar en un servicio. Porque lo que sucede, estoy seguro de que a
mas de uno de ustedes les habrá pasado, es que después de la perdida de un hijo es como si uno
estuviera más sensible a las perdidas de otros.
Esa sensibilidad a las perdidas de otros es nada mas ni
nada menos que un mayor grado de compasión, de ese valor tan elevado, quizás el valor mas elevado
del hombre, del que vemos un ejemplo muy claro en la madre Teresa, quien desde su compasión, y
nada mas que desde su compasión, hizo todo lo que hizo.
Daniel Coifman
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