13. La
consciencia, el Sí mismo, es Real.
La multitud de las formas no pueden existir
aparte de él.
¿Pueden los diferentes ornamentos existir por
sí mismos?
¿Acaso son aparte del oro?
14. Sin
el «yo» las personas segunda y tercera
no pueden existir.
Cuando el «yo» se sumerge a través de la indagación sobre
su fuente,
las personas segunda y tercera también desaparecen.
Nuestro propio estado natural, brilla.
15. En
su tiempo, tanto el pasado como el futuro son sólo el
presente.
¿No es como para reírse el que se discuta
acerca del pasado y el futuro, sin darse cuenta del presente?
¿Puede uno contar sin el número uno?
16. ¿Puede
haber espacio, puede haber tiempo, excepto para
mí?
El espacio y el tiempo me atan, sólo si yo soy
el cuerpo.
Yo no estoy en ninguna parte, yo soy sin
tiempo.
Yo existo por todas partes y siempre.
COMENTARIO
Para una mejor
comprensión del verso 13, uno tiene que tener claro el significado de los
términos «Real» e «Irreal». Eso que existe siempre, no está sujeto a cambio, y
es auto-luminoso, es lo «Real». Eso que es transitorio y cambiante, y que
depende de algún otro para funcionar, es «Irreal». Tomando la ilustración del
cuerpo, uno es consciente de él sólo porque la luz del Sí mismo lo penetra.
En el verso 13 se
afirman dos proposiciones, a saber, que sólo la consciencia es Real, y que nada
puede existir independientemente de ella. Percibir el mundo como constituido de
múltiples formas sólo es ignorancia. Pero incluso esta ignorancia no puede
existir aparte de lo Real. Para demostrar este punto se da la analogía de los
ornamentos, que no tienen ninguna realidad aparte del oro del que están hechos.
Esta analogía también la da Bhagavan en otra parte. «¿Existe un ornamento de
oro aparte del oro? ¿Puede el cuerpo existir aparte del Sí mismo?» El ignorante
piensa, «Yo soy el cuerpo». El iluminado sabe «Yo soy el Sí mismo»
Puede advertirse que
el verso 14 forma parte de un mismo grupo con los versos 23, 27, 28, 29, 30.
Todos estos versos tratan de la práctica de la auto-indagación, tal como la
enseñó Sri Ramana.
Uno podría preguntar,
«¿Cuál es la eficacia de la indagación sobre la fuente de “yo”?» Anteriormente,
en el verso 7, se ha mencionado que la fuente de la mente es el Sí mismo. La
mente y «yo» son idénticos, pues la mente es sólo un paquete de pensamientos
centrados en el «yo». Una indagación
sobre la fuente del «yo» tiene el efecto de introvertir la mente, de sumergirla
en su fuente consciente, el Sí mismo.
Además, en los textos
de las escrituras que tratan el dicho de las Upanishads «Yo soy Eso», el énfasis recae sobre «Eso», sobre su
naturaleza como existencia, consciencia y felicidad. Bhagavan traslada el foco
desde «Eso» al «Yo soy». Pues, al encontrar la verdad sobre uno mismo, uno es
naturalmente «Eso».
En el verso 15 se señala la importancia del
«presente», que es el único tiempo verdadero. Las indagaciones «¿quién soy
yo?», y «¿de dónde soy yo?» permiten vivir en el presente, al impedir el
movimiento del pensamiento.
En el verso 16, la
pregunta «¿somos nosotros el cuerpo?» se formula para hacernos reflexionar si
nosotros somos lo que creemos que somos. La respuesta de que nosotros no somos
el cuerpo está también implícita en este verso. Puesto que uno es «Eso», las limitaciones
del tiempo y el espacio no pueden aplicarse a nosotros.
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