1. ¿Puede
haber la sensación de «yo», sin eso que
existe, siempre?
Libre de pensamientos, existe, este ser interno,
el
Corazón.
¿Cómo conocer entonces eso que es más allá de
la
mente?
Conocerlo es morar, firmemente, en el Corazón.
2. El
pensamiento «yo» es el primero en morir para aquellos
que se han refugiado del miedo de la muerte,
a los pies del conquistador de la muerte.
En adelante son, naturalmente inmortales.
¿Pueden ser asaltados alguna vez de nuevo por
el miedo de
la muerte?
COMENTARIO
ORACIÓN
Toda gran obra
comienza, auspiciosamente, con una oración. En las escrituras hindúes esa
oración es generalmente al Señor Ganesa, para la eliminación de todos los
obstáculos. Bhagavan Ramana hace una notable diferencia, y el primer verso
ensalza el Conocimiento del Sí mismo (o Auto-Conocimiento).
En el primer verso
mismo, Ramana hace la pregunta ¿qué es el
Conocimiento del Sí mismo? También se da la respuesta de que no es a través
de los conceptos mentales, sino sólo por inherencia en el Corazón, como uno
puede tener el Conocimiento del Sí mismo. El lugar de donde surge el sphurana, la sensación de «yo», es el
Corazón. De aquí que, la experimentación del Sí mismo sólo pueda ser en el
Corazón.
En el Ramana Gita, se dedica un capítulo a la
«ciencia del Corazón». Los puntos que ahí se señalan son que el Corazón
espiritual no es el órgano de circulación de la sangre, sino que está en el
lado derecho del pecho. El pensamiento «yo», la individualidad, surge de él y
se sumerge en él, «la historia del universo culmina en el Corazón».
Percibir sólo la mente, y no darse cuenta de que la verdadera fuente de la luz
es el Corazón, es ignorancia. Para un Jnani,
un hombre de sabiduría estable, la luz de la mente se sumerge en la luz del
Corazón.
El tema de la obra, SAT-DARSHANAM o visión de la Realidad,
es introducido inmediatamente en el primer verso, y se hace la aserción de que
es sólo morar en el Corazón. El punto central de todos los cuarenta versos es
sólo este hecho. En versos posteriores, particularmente en los versos 14, 23,
26, 27 y 28, Ramana mismo ha mostrado una vía simple y directa que le permite a
uno hacerlo.
Agregando un segundo
verso invocador, Bhagavan aclara el punto de que tanto en la vía de la
sabiduría como en la vía de la devoción, la identidad separada del individuo
cesa de existir.
También en este verso,
el tema es abordado directamente. La inmortalidad es realizada por la muerte
del «pensamiento yo», que sigue a una total sumisión a lo Supremo. En los
versos posteriores, uno va a aprender de Ramana que el «pensamiento yo» es la mente, el ego, que surge y se
sumerge en el Sí mismo, en la consciencia, y que la auto-indagación es
rastrearlo hasta su fuente haciendo la pregunta «¿de dónde ha surgido este
“yo”?» Así pues, en la primera oración se ha explicado lo que es la verdadera
visión del Sí mismo, mientras que en la segunda se han sembrado semillas para
la práctica de la auto-indagación, por la referencia al «pensamiento yo», y a
su muerte, como preludio para un nuevo nacimiento.
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