CONVERSACIONES SEDUCTIVAS

RECUPERARSE DE LOS REVESES

Diálogo Modelo N° 15

Adolescentes entre 13 y 17 años

Madre: Imagino que estás muy desilusionada por no haber conseguido el papel que querías en la obra.
Adolescente: Hice todo lo posible por conseguirlo. No sé por qué no me eligieron.

Madre: Es decepcionante arriesgarse y sufrir una derrota.
Adolescente: Nunca voy a volver a intentarlo. No quiero volver a actuar.
Madre: Sé que la tentación de rendirse es muy fuerte cuando uno se siente rechazado. Varias veces en mi vida me he sentido así.
Adolescente: ¿Sí?
Madre: Sí. Cuando terminé la facultad, decidí que quería vivir en San Francisco. Me dirigí a la costa oeste en busca de un empleo. En el diario vi un aviso que pedía una persona para trabajar en publicidad en una empresa muy conocida. Después de la primera entre vista me di cuenta de que mi deseo de obtener ese puesto era muy intenso. Me sometieron a una batería de pruebas. Una de ellas era un test psicológico. Como yo había estudiado psicología en la universidad, creía que podía “descifrar” muchas de las preguntas. Decidí tratar de impresionarlos con mi agudeza y mi inteligencia. En una parte se me preguntaba con qué cosas soñaba o fantaseaba yo; escribí que fantaseaba con ser una reina que le diera órdenes a todo el mundo. Tal vez me rechazaron para ese puesto porque yo era demasiado “viva”, o tal vez fue por otros motivos. Sea como fuere, no conseguí ese empleo, y me quedé muy desilusionada. Durante un tiempo me sentí de lo peor. Después me puse furiosa conmigo misma por aplastarme tanto por el rechazo sufrido, y también me enojé con ellos, por ser tan estúpidos. Decidí que conseguiría un empleo mucho mejor que ése.
Adolescente: ¿Cuánto tiempo estuviste deprimida?
Madre: Un par de días.
Adolescente: ¿Y qué hiciste después?
Madre: Decidí cursar el doctorado en mi carrera. Cuando tuviera un título mejor, conseguir un buen trabajo iba a resultarme mucho más fácil.
Adolescente: ¿Piensas que si yo volviera a intentarlo con seguiría un papel en alguna obra?
Madre: Creo que sí. Pero me parece que es necesario que hables con el director y averigües por qué no fuiste elegida qué podrías hacer para mejorar tus habilidades. Si no me equivoco, la próxima obra de la escuela se representará en la primavera. Quizás, si averiguaras qué obra van a poner, podrías empezar a prepararte desde ahora. Si esto te gusta de verdad, tal vez hasta podrías inscribirte en un curso de teatro. ¿Te gustaría?
Adolescente: ¡Sí!

Aunque la madre del diálogo precedente reconoce que los contratiempos causan pena decepción, no pierde de vista el objetivo principal y guía cuidadosamente a su hija hasta llevarla a darse cuenta de que, frente a los reveses, tiene posibilidades de elección:
• Puede renunciar.
• Puede seguir luchando.
• Puede trazar un plan sagaz para neutralizar el contra tiempo y reducir las probabilidades de que vuelva a ocurrir.

Al describir su propia respuesta ante el fracaso, la madre ayuda a la hija a apreciar que las dos últimas opciones son las más estratégicas. En lugar de limitarse a consolar a su hija, le sugiere una estrategia práctica que podría mejorar las probabilidades de que la niña consiga un papel en la obra escolar la próxima vez que lo intente. De este modo, compromete activamente a la adolescente en el proceso de desarrollar un plan orientado hacia una solución. La madre se da cuenta de que su papel es llevar a la hija hacia un razonamiento clave: el pensamiento listo y la flexibilidad pueden transformar un revés y una decepción en una oportunidad de crecimiento.


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