Tanto en el nivel consciente como inconsciente, los niños filtran y destilan continuamente sus experiencias. Este pro ceso genera conocimiento, discernimiento y sensatez. Corno el coñac destilado del champaña, este saber debe almacenarse cuidadosamente para emplearlo en el futuro.
Lamentablemente, esta metáfora no es del todo válida, pues, al contrario del coñac, la sabiduría, el discernimiento y el buen juicio no pueden almacenarse en una bodega, sino en el ático, donde está ubicada la “computadora cerebral” del niño. En ese sitio se clasifica y archiva el conocimiento, la información y la comprensión para futuras referencias.
A medida que el niño aprende más cosas sobre la vida y sobre sí mismo, mediante la experiencia y la educación formal, va agregando datos a su archivo. Desarrolla la capacidad de identificar las relaciones existentes entre lo que aprende ahora y lo que ya ha aprendido. El conocimiento almacenado le permite hacer asociaciones, encontrar denominadores comunes y predecir resultados. Este procedimiento de examinar cuidadosamente las situaciones y compararlas con experiencias anteriores, al tiempo que resiste la tentación de responder impulsivamente, es otra de las principales características del pensamiento listo.
A medida que el niño adquiere creciente conocimiento sobre sí mismo y la vida, empieza a establecer su identidad, sus preferencias y sus metas. Sus conductas, actitudes y elecciones reflejan directamente este proceso continuo de filtración, destilación, clasificación y archivo. Mientras ocurre esto, el niño desarrolla también la capacidad de discriminar. Selecciona ciertos amigos, intereses y placeres. El modo como vive su vida le afirma los conceptos de quién es él, qué cree, qué le gusta, qué desea, cómo función hacia dónde se dirige.
Los principios de clasificación, archivo y selección se aplican a todos los contextos. El niño que no logra activar una “búsqueda computada” cuando se enfrenta a una decisión o un problema importante corre el riesgo de convertirse en víctima de su escaso pensamiento listo. Si se deja influir por otro niño que ya antes lo ha metido en líos, demuestra que su computadora no funciona bien. A menos que adquiera la habilidad de usar más efectivamente el banco de datos de sus experiencias anteriores, puede tener serias dificulta des para manejar los desafíos de la vida.
Muchos niños aprenden solos a dividir los hechos en categorías. Por ejemplo, un niño listo sería capaz de identificar acciones específicas que irritan a sus padres y producen con secuencias negativas para él. Se daría cuenta de que ciertas conductas provocan invariablemente reacciones negativas. Estas conductas podrían comprender:
• dejar la cocina sucia y desordenada después de preparar la merienda
• dejar la bicicleta en el medio del garaje, de modo que su padre tiene que sacarla de allí para entrar el auto
• olvidar dar de comer al perro
• dejar los deberes para el último momento.
Una vez que el niño reconoce que determinadas conductas provocan consecuencias predecibles y desagradables, se enfrenta a dos elecciones básicas:
1. Puede seguir haciendo las cosas que provocan las consecuencias negativas.
2. Puede evitar conscientemente hacer las cosas que provocan las consecuencias negativas.
Obviamente, el niño listo desea ahorrarse los disgustos in necesarios. Se da cuenta de que el enojo de sus padres sería un obstáculo para que él alcance sus objetivos, y entonces rechaza la primera opción. ¡Es muy raro que un niño listo sea masoquista!
El niño que no piensa con listeza podría inclinarse hacia la primera opción, sin que necesariamente tenga conciencia de estar autosaboteándose. Para cambiar este patrón de conducta, hay que ejercitar al niño para que aprenda a clasificar la información y las experiencias e identificar los denominadores comunes. Debe expandir su nivel de conciencia acerca de lo que hace y lo que le sucede. Cuando sea más consciente de sus patrones de conducta y el papel que él desempeña en la creación de esos patrones, podrá empezar a ejercer un control más constructivo sobre los hechos de su vida.
Las siguientes actividades suplementarias se han concebido para proporcionar a su hijo una práctica adicional en lo referente a identificar, clasificar y archivar experiencias de vida. La meta de estas actividades es mostrar a su hijo el modo de encontrar los hilos que conectan los hechos y de utilizar efectivamente los datos almacenados en su computadora cerebral. Luego podrá empezar a formular estrategias que le permitirán realizar cambios positivos.
Actividad suplementaria
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