Diálogo Modelo N° 2
Adolescentes entre 13 y 17 años
Padre: Siento curiosidad por saber cómo responde rías a esta situación. Te enteras de que hay una fiesta en la casa de alguien el sábado a la noche. Conoces al chico, pero no es amigo tuyo. Tú y tus compañeros van a la fiesta y descubren que los padres del chico han salido por todo el fin de semana. ¿Ya has estado en una fiesta así?
Adolescente: Sí.
Padre: Muy bien. Algunos de los muchachos empiezan a tomar cerveza. Cuéntame tu re ante esto.
Adolescente: En las fiestas, los muchachos toman cerveza.
Padre: Lo sé. No me complace en particular que así lo hagan, pero no vamos a hablar de ese tema ahora. Tú estás en esa fiesta. Decides beber cerveza, o no beberla. ¿Cuáles son las razones de tu decisión de hacerlo o no?
Adolescente: Si todo el mundo lo hace, lo más “piola” sería tomar cerveza.
Padre: Bien. ¿Qué otros motivos?
Adolescente: La cerveza me gusta. Cuando uno toma cerveza, se divierte más.
Padre: ¿Y?
Adolescente: Nada más.
Padre: ¿Y qué razones tendrías para no tomar cerveza?
Adolescente: Si la policía allanara la fiesta, me metería en problemas.
Padre: ¿Es posible que también se te hallara culpable en el caso de que hubieran causado algún daño a la casa o la propiedad?
Adolescente: Sí, creo que sí.
Padre: ¿Qué ocurriría si algunos de tus amigos salieran a beber al jardín de la entrada? Su pongamos que la música está muy fuerte y que los chicos empiezan a hacer mucho barullo. Cuéntame cuál sería tu reacción ante esta situación.
Adolescente: No lo sé.
Padre: ¿Irías al jardín a reunirte con tus amigos?
Adolescente: Tal vez.
Padre: ¿Qué cosas podrían suceder? Podría venir la policía. Sí. ¿Y cuáles serían las consecuencias? Nos meteríamos en un lío. Supongo que sabes que es ilegal servir alcohol a menores y beber en la calle. ¿Por qué crees que existe esa ley? Porque los muchachos se emborrachan, se ponen locos y manejan en ese estado. ¿Cómo crees que reaccionaría la policía si un vecino se quejara de que los muchachos están bebiendo y haciendo mucho ruido? Se pondrían frenéticos. Es probable que hablaran con los dueños de la casa, ¿no? Pero los dueños han salido por todo el fin de semana. ¿Qué crees que harían entonces?
Adolescente: Nos pedirían que acabáramos con la fiesta. ¿No crees que hasta podrían llegar a arrestar a algunos de los muchachos, si estuvieran bebidos y los vecinos se quejaran? Tal vez.
Padre: ¿Piensas que tienen derecho a arrestar a todos los muchachos que estuvieran bebiendo?
Adolescente: Sí, creo que sí.
Padre: ¿Crees que las posibilidades de ser arrestados aumentarían si tú o alguno de tus amigos respondiera mal a los agentes o “se hiciera el vivo”?
Adolescente: Sí.
Padre: ¿Qué crees que ocurriría si te arrestaran?
Adolescente: Me llevarían a la comisaría.
Padre: ¿Y formularían cargos en tu contra?
Adolescente: Es probable.
Padre: ¿Te tomarían las huellas digitales? ¿Te fotografiarían e incluso tal vez te desnudarían para cachearte?
Adolescente: Sí, puede ser.
Padre: ¿Crees que te encerrarían hasta que llegáramos nosotros?
Adolescente: Sí.
Padre: Dime qué otras cosas podrían suceder.
Adolescente: Tú y mamá se pondrían furiosos. Y tú me castigarías.
Padre: ¿Crees que tendrías que presentarte en el tribunal de menores? ¿Necesitaríamos conseguirte un abogado?
Adolescente: Sí.
Padre: ¿Es posible que el juez te sentenciara
Adolescente: Sí.
Padre: ¿Es posible que perdieras tu trabajo part-time cuando tu jefe se enterara?
Adolescente: Sí.
Padre: ¿Y qué ocurriría con tus profesores? ¿Se enterarían?
Adolescente: Sí.
Padre: ¿Y eso influiría sus actitudes con respecto a ti, si les pidieras que redactaran cartas de recomendación para tu ingreso en la facultad?
Adolescente: Es probable.
Padre: Está bien, ya es suficiente. ¿Te parece que la finalidad de todo esto podría ser que necesitas pensar en las consecuencias de tus elecciones?
Adolescente: Sí.
Padre: Sé que tienes la cabeza bien puesta sobre los hombros. Eres lo bastante listo y maduro para tomar la decisión correcta. Puedes elegir beber cerveza ilegalmente, o no hacerlo. Puedes elegir salir al jardín cuando la gente está bebiendo cerveza ilegalmente, o puedes elegir no hacerlo. Yo no puedo estar allí para aconsejarte cada una de las elecciones que debas hacer cada día. Sin embargo, estas de cisiones pueden afectar profundamente tu vida. Cuando eras más chico, pensabas que tu mamá y yo éramos las personas más poderosas del mundo. Si algo malo ocurría, nosotros siempre podíamos arreglarlo. Todos los chiquitos piensan que sus padres siempre pueden ayudarlos a salir de un lío. Y bien, ahora que te estás haciendo adulto necesitas darte cuenta de que yo no puedo protegerte de la policía o de la corte. No poseo esa clase de poder. Tú tienes que decidir si te comportarás de manera lista o tonta. Por favor, piénsalo. Aprecio nuestra conversación y me gratifica poder hablar abiertamente de estos te mas contigo.
Se advertirá que el padre no sermonea a su hijo acerca del tema de beber cerveza. Ni tampoco saca el tema ético de los chicos que ofrecen fiestas mientras sus padres se hallan ausentes. Aunque estos dos temas son importantes y deben revisarse en otro momento, no son el foco de esta conversación en particular. El objetivo del padre es ayudar al adolescente a tomar más conciencia de las consecuencias de sus elecciones. Si hubiera tratado de dar un sermón, probablemente se habría producido un choque y tal vez el adolescente se habría sentido impulsado a discutir, resistirse o evadirse. Cuando se acorrala a alguien contra la pared, la tendencia natural consiste en pelear o adoptar una postura defensiva. El padre cuida de no elaborar demasiado los puntos tocados en la conversación y permite a su hijo que se tome el tiempo necesario para reflexionar y “digerirlos”.
Volverse más listo es un proceso. Los cambios en la conducta y las actitudes no ocurren de la noche a la mañana. Una de las principales responsabilidades de los padres consiste en proveer un catalizador para la introspección y la solución analítica de problemas. Al comprometer activamente a su hijo en el proceso del pensar con sagacidad, usted crea una oportunidad para que él adquiera discernimiento y crezca intelectual y emocionalmente. (La introspección se examinará en profundidad más adelante.)
Una vez que usted haya explorado con su hijo el fenómeno de causa y efecto, necesitará reforzar la conciencia que su hijo posee acerca del concepto. Por ejemplo, cuando observe que él actúa de manera irresponsable (no preparándose para un examen o corriendo riesgos insensatos con la patineta), podrá sencillamente preguntarle: “¿cuáles son las posibles consecuencias de esta acción?” Luego podrá, con diplomacia, iniciar una conversación que revise los temas y las implicaciones subyacentes. A veces es suficiente con un recordatorio simple y sucinto acerca de la causa y el efecto.
Más adelante hallará actividades suplementarias concebidas para reforzar el concepto de causa y efecto. Hay chicos que experimentan dificultad con estas actividades porque tal vez les cueste expresarse o se sientan nerviosos o inhibidos. Si es el caso de su hijo, deberá usted hacer un esfuerzo especial para sensibilizarse ante sus pautas de reacción y avanzar con delicadeza en las zonas de vulnerabilidad emocional de su hijo. El niño tímido, no comunicativo o inseguro necesitará aliento extra. Las respuestas “en conjunto” pueden reducir de manera significativa la ansiedad de un niño. Para ayudar a su hijo a volverse más listo, ¡usted debe hacer todo lo que esté a su alcance para que él se sienta listo!
Las respuestas ilógicas deben examinarse con sensibilidad. Trate de comprender el proceso de pensamiento de su hijo. A medida. que él responda a las preguntas, usted debe advertir las deficiencias de su razonamiento y explorarlas más tarde. Es esencial que no haga sentir tonto o inepto a su hijo porque aplica una lógica defectuosa. El propósito de la conversación es desarrollar y mejorar los poderes de razonamiento del niño. Si él llega a la conclusión de que usted es sumamente crítico y considera que el proceso de revisión le resulta degradante, es probable que se cierre para protegerse.
Aunque las actividades suplementarias tienen una finalidad educativa, también se proponen divertir. Si usted hace de dichas actividades una dura prueba, malogra el propósito. ¡Debe resistir a cualquier inclinación a asumir el papel de maestro severo y exigente!
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