Cuando un amigo nuestro padece un gran
dolor físico o emocional,a veces no nos atrevemos a estar con él o,si lo visitamos,nos da miedo una comunicación
sincera.
Pensamos que deberíamos saber cómo aliviar
su dolor,saber decirle las palabras adecuadas.
Sin embargo,lo que más necesita una persona
que sufre,es nuestra presencia.En griego,la palabra que expresa una persona que
conforta,es paraclete,que significa"el
que viene a caminar a tu lado".Lo que aportamos al ayudar al amigo es
nuestra presencia
amorosa,pero con perspectiva.
Más que lo que hacemos o decimos,lo que
ayuda a una persona que sufre,es como somos.
"Como somos"es un reflejo de la
perspectiva unificada que tenemos de la vida al completo,que incluye tanto las
experiencias
de alegría como las de adversidad.
Nuestra presencia es tambien una expresión
de nuestra confianza,del amor profundo y del respeto incondicional hacia los
demás que hayamos conseguido personificar
gracias a nuestra práctica espiritual.
Podemos extraer ideas muy valiosas de
nuestra propia experiencia para atender el sufrimiento de otra persona.Dedica
algun tiempo a reflexionar sobre un período de tu
vida en el que tuviste una experiencia profunda de sufrimiento,de pérdida o de
pena.
Recuerda que es lo que verdaderamente
necesitaste entonces.
Recuerda lo que te ayudó a afrontar y curar tu dolor,y de que recursos internos o externos,hechaste
mano.Si no recibiste lo que más necesitabas,reflexiona sobre lo que deseabas
para ayudarte a superar esa dolorosa
angustia.Finalmente puede que te preguntes:
¿Que beneficio trajo ese sufrimiento a mi
vida?
¿Puedo apreciar ahora si ese sufrimiento
jugó un papel en mi desarrollo?.Por la forma en que respondí a las dificultades
¿supe
darles un sentido?
Reflexionar sobre tus propias experiencias
de sufrimiento profundo,te lleva a comprender que tienes la capacidad necesaria
para ayudar a los demás,a tener la
confianza de que el sufrimiento,no es irremediable,y a ver que el sufrimiento
nos brinda una oportunidad de cambio y de encontrar el
sentido en la adversidad.
Antes de encontrarte con un amigo que está
experimentando un dolor físico o emocional,sientate tranquilamente durante unos
minutos,puede que te encuentres con que
sientes temor ante la angustia de la otra persona,o que te preocupa no saber
como
hacer que se sienta mejor.
Quizás estés
planeando que le dirás.Reconoce esos sentimientos y temores y después deja que
se disuelvan.Puedes imaginar que pones tus
temores,planes y pensamientos,en una caja que hay cerca de tí,y que los dejas ahí,antes de entrar en la habitación de tu
amigo.
Reflexiona sobre la situación de tu amigo,
y deja que su sufrimiento conmueva tu corazón,despertando tu compasión y amor.Por dolorosas que sean sus
circunstancias o perturbadora su apariencia física,con cualquier cosa que te encuentres,recuerda,que tu amigo tiene,en
el centro de su ser,una escencia más íntima de sabiduría y compasión.
Por lo
tanto,tu papel,no es rescatarlo o darle tus
soluciones,sino ayudarlo a recordar y dirigirse a sus propios recursos
internos.Tras hacerte consciente de tí mismo y abrir compasivamente tu corazón a tu amigo,te sentirás más suelto para comunicarte
con el de forma auténtica.No necesitas conocer todas las
respuestas o ser perfecto,puedes ser sencillamente tú.
Podrías empezar así:"Me siento algo
perdido,porque no sé que hacer.Me cuesta imaginarme lo difícil que puede ser
todo esto
para tí. Pero he venido a verte porque
quiero que sepas que te tengo afecto y que no estás sólo.Pase lo que pase o
sean cuales
sean tus sentimientos,te quiero.Por favor
dime como la estas pasando....
Después escucha cuando tu amigo expresa
como está y como se siente.Debes escuchar con todo tu ser y no sólo con los oidos.Escucha con tu cuerpo,con el
corazón,con los ojos,con tu energía,con toda tu presencia.
Llena los silencios
entre vosotros de amor.No te lances
inmediatamente con tus historias e ideas brillantes.Cuando hables comunicate
con claridad,con sinceridad y bondad.Y continua estando ahí
para él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario