Un niño debe ser capaz no sólo de aprender de sus errores sino también de recuperarse de los reveses. Poseer esta flexibilidad es indispensable para la realización y un mecanismo vital de supervivencia.
Los niños listos prefieren evitar los reveses siempre que sea posible. Y, cuando experimentan alguno, se dan cuenta de que deben juntar los pedazos, reacomodarlos de manera que encajen unos con otros y proseguir con la tarea que los ocupaba.
Mientras que el niño inseguro, no listo, suele percibir los reveses como una confirmación de sus ineptitudes, el niño listo y seguro de sí reconoce que los reveses pueden servir de trampolín para un éxito posterior.
El niño que no es listo, y sobre todo si es emocionalmente frágil, puede quedar asolado por una serie de reveses. Incluso un solo contratiempo puede ser la causa de que se paralice emocionalmente. Resignado al fracaso y a la carencia de flexibilidad emocional, tratará instintivamente de evitar cualquier situación que lo exponga a otra derrota.
La siguiente lista de control lo ayudará a determinar si su hijo se recupera efectivamente de las caídas. También lo ayudará a identificar patrones específicos de conducta contraproducente que podrían socavar la capacidad de realización de su hijo.
Lista de Control para los padres
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