La desesperación que nos invade frente a la
pérdida de un hijo y el sufrimiento profundo que ello trae consigo, nos hace
parecer que ya nada es posible, que jamás podremos recuperarnos de ese dolor
inmenso que se ha apoderado de nosotros. Entonces cae la esperanza. y con ella
la posibilidad de plantearnos una salida para nuestro problema.
Nadie puede
decir cuanto tiempo, ni de que manera se debe sentir la pena, pues los
sentimientos de cada persona son únicos.
Sin embargo existen elementos
del pesar que son comunes a quienes han atravesado por la desdichada
experiencia.
Entender estos sentimientos, y el saber cómo otras personas los
han tratado puede ayudar en gran medida a sobrellevar la experiencia. Confiando
en que es posible recuperarse cuando se ha sufrido la muerte de un hijo, aunque
el proceso sea lento, y el camino difícil, acercamos
estas reflexiones al grupo para su discusión u análisis:
"Contribuye a la desesperanza, esa recurrente y
permanente vivencia de desazón, de que ya nada importa, de que nunca podremos
recuperarnos de nuestro dolor, de nuestra pérdida". Existe el tiempo en su
doble dimensión, es lento, cada día es una nueva agonía, la dificultad de
comenzar la jornada, y por otra parte súbitamente miramos hacia atrás y cuesta
creer que han pasado semanas, meses, años desde que nuestro
hijo murió.
Nuestra fortaleza se menoscaba, se pierde la
paciencia y nos sorprenden los altibajos de nuestro ánimo, las caídas
recurrentes en la tristeza, la inseguridad y el miedo al futuro, que aunque
poco importa es difícil visualizarlo en forma optimista o promisoria.
Frente a ello sólo queda la esperanza, y DEFENDER LA
ESPERANZA ES TODA UNA MISION Y TODO UN TRABAJO QUE DEBEMOS ENCARAR Y EN EL CUAL
NO DEBEMOS DESFALLECER.
La esperanza es lo único que nos puede mantener en
camino, ya que en el momento en que nos abandonemos y bajemos los brazos,
dejamos el camino y estamos perdidos.
La meta es recuperarnos de nuestro dolor, aunque ni
siquiera sabemos con certeza si podremos alcanzar esa meta, lo cierto es que si
no lo intentamos, con seguridad no podremos alcanzarla. El único motor que
puede aparecer impulsando esa acción es la esperanza.
¿¿ Y QUE ES ESA ESPERANZA??
A lo mejor no mucho,. pero algo, un pequeño destello,
un rayo de luz, una ventana, en medio de la oscuridad que nos rodea, algo que
nos lleve a reconciliarnos con la vida, a aspirar a algo más que lo que hoy
vivimos.
MANTENER LA ESPERANZA ES NO CAER EN LA TENTACIÓN DE
MEDIR TODO DESDE LA NUBLADA OPTICA DE NUESTRO DOLOR. ADMITIR NUESTRAS
LIMITACIONES, QUE NUESTRAS CAPACIDADES ESTAN BLOQUEADAS, NUESTRO ENTENDIMIENTO
TURBADO, NO PODEMOS JUZGAR NI MEDIR DEFINITIVAMENTE EL FUTURO NI LA VIDA DESDE
EL MOMENTO ACTUAL, QUE ES DEVASTADOR.
El gran peligro de quedarse dentro del dolor es la
depresión.
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