1. Conocer la verdad
acerca de la muerte, el fallecimiento y las circunstancias.
2. Tener respuestas
honestas a sus preguntas.
3. Ser escuchado con
dignidad y respeto.
4. Estar en silencio
y no querer contar sus emociones y pensamientos.
5. No estar de
acuerdo con las percepciones y conclusiones de otros.
6. Ver a la persona
que murió y el lugar de la muerte.
7. Afligirme de la
forma que yo quiera sin lastimarme a mi mismo o a otros.
8. Sentir todas las
emociones y tener todos los pensamientos por la misma unicidad de mi duelo.
9. Afligirme a mi
propia e individual manera, sin censura.
10. Estar rabioso
con la muerte, con la persona que murió, con Dios, conmigo mismo y con otros.
11. Ofender a las
personas que son insensibles, especialmente fanáticos religiosos que me acosan
con frases hechas.
12. Tener mis
propias creencias filosóficas y teológicas acerca de la vida y la muerte.
13. Estar
involucrado en la toma de decisiones acerca de los rituales relacionados con la
muerte.
14. Que no se saque
ventaja de esta condición y circunstancia.
15. Tener culpa
irracional acerca de cómo podría haber intervenido para detener la muerte.
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