Dicen que el tiempo
lo cura todo. Pero el tiempo, por si solo, no hace nada.
Lo que ayuda
realmente es lo que tú haces con el tiempo.
¿Estás utilizando el
tiempo para ACEPTAR LA PÉRDIDA, para reconocer que tu ser querido ha muerto y
no lo vas a recuperar?
¿Estas utilizando el
tiempo para expresar las emociones y SENTIR EL DOLOR que supone para ti esa
pérdida?
¿Estás utilizando el
tiempo para APRENDER A VIVIR sin esa persona querida?
¿Estas utilizando el
tiempo para, llegado el momento, ir
recuperando tu INTERES POR LA VIDA ?
Si quieres vivir de
una manera sana tu duelo, si no quieres arrastrar indefinidamente el dolor, no
basta pues con esperar a que todo se pase, o seguir viviendo como si nada
hubiera pasado. Necesitas dar algunos difíciles pasos y aprender las
duras lecciones de la pérdida. No existen atajos para el dolor.
Acepta también que
tendrás que vivir momentos duros y emociones intensas, que estarás más
vulnerable...No te exijas pues tampoco demasiado, sé amable contigo mismo y
respeta tu propio ritmo.
Los cuatro pasos...
Aceptar la pérdida
Aunque sea la cosa
más difícil que has hecho en toda tu vida, debes llegar a aceptar esta dura
realidad: tu ser querido ha muerto y no va a regresar.
Aceptar con la cabeza
es fácil, sabes que ha muerto. Lo difícil es aceptar con el corazón. Es pues
muy normal un tiempo (pueden ser meses) en el que te niegues o te rebeles
contra la dura realidad. Date tiempo.
Hablar de tu
pérdida, contar las circunstancias de la muerte, visitar el cementerio o el
lugar donde se esparcieron los restos…Todo esto te puede ayudar poco a poco, y
con mucho dolor, a ir aceptando el hecho de la muerte.
Sabrás que has
podido dar este paso, cuando pierdas toda esperanza de recuperar a tu familiar o
amigo, será el momento de la verdadera despedida.
Aceptar la pérdida
puede resultar especialmente difícil si la muerte fue inesperada o violenta, si
estabas lejos cuando ocurrió y no pudiste participar en los ritos funerarios,
si no se recuperó el cadáver, si se
trata de la muerte
de un niño...
Sentir el dolor
Necesitas también
sentir el dolor y todas las emociones que le acompañan: tristeza, rabia, miedo,
impotencia, desesperación, culpa…
Habrá personas que
te dirán: “Tienes que ser fuerte”. No les hagas caso. No escondas tu dolor.
Comparte lo que te está pasando con tu familia, amigos de confianza…No te
guardes todo para ti mismo por miedo a cansar o molestar.
Busca aquellas
personas con las cuales puedes expresarte tal y como estás.
Si no quieres
compartir o mostrar tus emociones a otros, no tienes porque hacerlo, pero debes
buscar otras manera de dar salida y vivir tus emociones en privado.
Aprender a vivir sin esa persona
Recuerda que hay
tiempo para todo, para sentir y vivir el duelo, pero también para hacer, para
ocuparte de las muchas actividades de la vida cotidiana. Aunque sientas que el
mundo se ha parado para ti, también es cierto que la vida sigue con sus muchas
y quizás nuevas exigencias. Una
actitud adecuada
sería aquella que busca un cierto equilibrio entre el sentir y el hacer.
Así, hacer el duelo
significa también aprender a vivir sólo a,
aprender a tomar decisiones por ti mismo a, aprender a desempeñar tareas
que antes hacía el fallecido, aprender nuevas formas de relación con la familia
y amigos, aprender un nuevo sentido del mundo y de uno mismo...
Recuperar el interés por la vida y por los vivos.
Llega un momento en
que sabes que es necesario soltar el dolor y el pasado.
La vida te espera
llena de nuevas posibilidades.
No hay nada malo en
querer disfrutar, en querer ser feliz, en querer establecer nuevas relaciones…
En el caso de la muerte de la pareja, no hay motivo para avergonzarse si
aparece de nuevo el deseo.
En realidad, el corazón herido cicatriza abriéndose
a los demás.
Esto es lo que
escribía una adolescente a su madre 2 años después de perder a su padre:
“Existen otras personas a las que amar, y eso, no significa que quiero menos a
papá”.
Finalizar el duelo
no es olvidar... Para cada persona puede significar cosas distintas:
Puede significar
llegar a perdonarle y perdonarte por todo lo que quizás no fue la relación, por
todo lo negativo, por el daño causado...
Pensar en él o ella
sin sentir ya ese latigazo de dolor y recordarle con ternura y agradecimiento
por lo vivido juntos.
Es poder dar un
sentido a todo lo que has vivido en estos meses o años.
Es entender con el
corazón en la mano que el AMOR no se acaba con la muerte
En cierto modo,
nunca te recuperas de una pérdida significativa, porque ésta inevitablemente te
cambia. Tu puedes escoger si ese cambio será a mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario