Irás por el camino buscando a Dios, pero atento a las necesidades de tus hermanos.
En cualquier momento, en cualquier lugar, entre cualquier compañía, te formularás la admirable pregunta de Franklin:
« ¿Qué bien puedo hacer yo aquí?»
Y siempre encontrarás una respuesta en lo hondo de tu corazón.
Apareja el oído, los ojos y las manos, para que ninguna necesidad, ninguna angustia, ningún desamparo, pasen de largo.
Y cuando a nadie veas en la carretera llena de huellas, que relumbra al sol; cuando el camino esté ya solitario, vuélvete inmediatamente hacia tu Dios escondido.
Si Él te pregunta dentro de ti mismo:
-¿Cómo es que no me buscabas, hijo mío?
Le dirás:
-Te buscaba, Señor, pero en los otros.
-¿Y me habías encontrado?
-Sí, Señor; estabas en la angustia, en la necesidad, en el desvalimiento de los otros.
Y Él, por toda respuesta, sonreirá dulcemente.
(AMADO NERVO)
OTROS POEMAS DE AMADO NERVO
No hay comentarios:
Publicar un comentario