No hay repuestas fáciles para una
pregunta como ésta: ¿Cómo ayudar?, ni tampoco conductas, ni una manera
universal de acercarse a quien ha sufrido una pérdida de tal naturaleza.
Tampoco hay formas mágicas que puedan hacer que el dolor se aleje de esos seres
queridos cuando su hijo ha muerto. Recuerda que demostrándoles tu actitud de
amor ayudas mucho a una familia que está sufriendo, eso los reconforta.
Por favor no los evites porque tú te sientas incómodo, o porque no
sabes qué hacer. A las familias les resulta menos difícil recuperarse y
resolver positivamente la pérdida y su dolor si reciben apoyo y compresión.
SUGERENCIAS
1.
No intentes encontrar palabras
mágicas que pretendan alejar o mitigar
el dolor. Esas palabras no existen. Un abrazo, una mano sobre el hombro,
o la simple expresión “...lo siento...” confortan y apoyan.
2.
No te sientas afligido si lloras.
Tus lágrimas son un homenaje a ambos: a los padres y al hijo muerto. Los padres
pueden llorar contigo, y sus lágrimas pueden ser parte de un camino de
recuperación. No interrumpas nunca su llanto.
3.
Evita en lo posible decir “---sé cómo te sientes...”. Es muy difícil,
realmente, llegar a comprender la profundidad de la pérdida cuando un hijo muere: y decirlo puede hacerte parecer
presuntuoso frente a los padres.
4.
Evite decir, aunque realmente lo
pienses, cosas como “...es la voluntad de Dios”, o “...Dios lo ha querido...”,
u otras frases que intentan minimizar el conflicto del sentimiento, o explicar,
definitivamente, la muerte. Tampoco intentes encontrar aspectos positivos
frente a la muerte de un hijo, del estilo de “...al menos tienes otros
hijos...”. No hay palabras que puedan
hacer parecer algo bien cuando un hijo ha muerto.
5.
Escucha a los padres. Déjalos que
se expresen manifestando su rabia, su resentimiento, su dolor, sus dudas , sus
sentimientos de culpa, y todo lo que están experimentando. Eso les ayuda.
Entiende, también, que los padres frecuentemente tienen necesidad de relatar la
circunstancia s de la muerte de su hijo, una y otra vez. Déjalos que lo hagan y
no los interrumpas. Tampoco los trates de cambiar bruscamente del tema.
6.
Evita emitir juicios de valor de
alguna naturaleza, tales como “...tú deberías...” o “...mejor sería que...”.
Ello no es apropiado, ni ayuda. Recuerda que decisiones o comportamientos
relativos a colocar o retirar fotografías, objetos, revivir la muerte del hijo,
idealizar al hijo muerto o expresiones de resentimiento, depresión o
culpabilidad, aparecen en formas extremas en algunos casos. Este comportamiento
de los padres es absolutamente normal, particularmente durante el primer
tiempo, y aún durante los primeros años siguientes a la muerte del hijo.
7.
Ten presente que para aquellos
padres que tienen creencias religiosas, la muerte de su hijo puede producirles
serios cuestionamientos sobre la participación de Dios en el evento. No
intentes darles respuestas. Si ellos sacan el tema, es mejor escucharlos, dejar
que se desahoguen y dirigir tu comportamiento en el sentido de inducirlos a que
ellos intenten a penetrar en sus propios
sentimientos, y en su búsqueda. Ellos necesitan llegar a una posición o
convencimiento individual respecto de lo ocurrido.
8.
Trata de estar con ellos.
Necesitan ayuda y apoyo, y todo lo que les des es importante. No cometas el
error de decir “...llámame si hay algo
que pueda hacer...” La llamada probablemente llegará. Observa aquellas cosas
que puedan necesitar, y haz ofrecimientos concretos sobre tareas o apoyo
específicos.
9.
Presta especial atención a los
hijos que quedan vivos. Ellos están heridos, confundidos y frecuentemente
ignorados. No presupongas que ellos no están heridos, porque no expresan tus
sentimientos. Muchas veces los hermanos suprimen sus expresiones de dolor para
evitar agregar más dolor a sus padres. Háblales y descubre su dolor.
10. No escapes a mencionar el
nombre del hijo muerto. No tengas el temor de que hablar del hijo pueda causar
un dolor adicional a los padres. Todo lo contrario. Mencionar al hijo muerto
demuestra a los padres que ellos no están solos en el recuerdo de su hijo. Y
eso los gratifica.
11. Saca de tus recuerdos los
momentos vividos junto al hijo muerto, o anécdotas sobre él; ello demostrará a
los padres que tú apreciabas a su hijo, y que estás presente en el sentido de
su pérdida. No temas reír cuando cuentes
las anécdotas, o los recuerdos graciosos. Ello ayuda a mitigar el dolor.
12. Recuerda a la familia en los
días importantes, como el día del cumpleaños del hijo, o el aniversario de su
muerte. Déjalos que sepan que tú también lo recuerdas.
13. En forma prudente y cariñosa
anímalos a retomar sus actividades y costumbres. Sugiere salidas con ellos, con
el objeto de distraerlos un poco. Si tu invitación es rechazada, respeta la
decisión; pero no por ello dejes de volver a
invitarlos una y otra vez. Alguna vez será el día en que ellos estarán
listos para responder a tu iniciativa.
14. Ten presente que no hay un
tiempo predeterminado para la recuperación de los padres. El dolor dura bastante más de lo que la gente en general
cree. Ayuda a la familia a que sea paciente con ella misma. Muchas veces uno se
siente tentado a decirles “... es hora de volver a vivir...” o “...ya ha pasado
un tiempo prudencial tiempo para...”. Estos comentarios y consejos no sólo son
antipáticos sino también faltos de realismo. Es preferible , cuando los veas
caídos, tristes o deprimidos, recordarles que el trabajo para salir del
duelo es duro y largo, y que no tienen
que presionarse a “ellos mismos”, ni esperar tanto de ellos en tan pronto.
15. Sé sensible a los cambios que
se produzcan. Los miembros de la familia adoptaran nuevos comportamientos y
roles, para aprender a vivir si su hijo. Es un proceso largo y doloroso. No esperes que ellos vuelvan a ser los mismos
de antes. Sin duda serán distintos.
16. Continúa tu contacto con la
familia. El duelo y el dolor no terminan el día del entierro, ni en el primer
aniversario. Permanece siempre cerca, y no te olvides de mencionar el nombre
del hijo muerto en la misma forma fácil, natural y familiar con que nombras a
los otros miembros de la familia.
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