Muchas veces me he preguntado ¿cómo será el cielo?, a algunas respuestas de ciertos
sacerdotes, de que el cielo es algo simbólico o que el cielo está dentro
nuestro, o esta en el encontrarme con DIOS,
creo poder agregar otra respuesta a ese interrogante.
Hoy estoy sentado en la puerta de una
casa, ubicada en un lugar llamado “ La Quebradita”, en esa soberbia villa veraniega
que es Tafí del Valle.
Ver sus montañas con sus distintos colores, esas nubes que en
ciertos momentos parecen estar al alcance de las manos, escuchar el canto de un
pájaro al pasar, el relinchar de un caballo, ver pasando a 10 o12 niños
cantando canciones juveniles, levantar mi vista al infinito y poder observar
esa maravilla de colores que se ofrece ante mis asombrados ojos, esa vegetación
que verdaderamente llama al asombro. Las distintas variedades de flores,
margaritas, retamas, penachos naranjas, gladiolos, lavanda, etc. incorporan al
paisaje algo de incalculable valor.
Las casitas de Tafí y del Mollar como postradas a nuestros
pies, dan la sensación de estar en un paraíso.
Siempre imagine un lugar así, tan único, tan espiritual, para
nuestros seres queridos que han partido a la casa del Padre, pero muy difícil
de encontrar, pero acá hallé algo muy parecido a mis sueños, y si DIOS con su
generosidad creó algo así, tan inmaculado, tan bello, me imagino que este es el cielo que el Sr. nos está mostrando para
darnos la tranquilidad de una vida eterna y verdaderamente en paz.
Con
esto creó haber encontrado una respuesta a sí el cielo existe, está acá, a
nuestro alcance, solo tenemos que poner un poco de nosotros para poder
encontrarlo, porque está oculto en algún lugar
de nuestro corazón y solo hay que descubrirlo
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