Cuando llega el momento de
difundir la tarea hacia la comunidad en la que vivimos y hacia otras
comunidades se plantean problemas nuevos.
Fundamentalmente se plantea el
problema de cómo transmitir esa intuición moral que ha germinado en el núcleo
de dos personas al lenguaje del grupo y en cómo materializar la traducción una
vez hecha la transmisión. Esto nos lleva
a la necesidad de tener un modelo que permita traducir y transmitir nuestra
intuición moral inicial a padres de muy distintos lugares para que puedan
repetir esta experiencia sin la presencia de los iniciadores. Por ese entonces
contábamos con elementos que nos servirían de referencia para dicha elección:
1- haber nacido de una intuición moral,
2- Trabajábamos priorizando la
finalidad antes que la causalidad,
3-
Concebíamos a Renacer no como un lloratorio sino como un oasis de paz y
esperanza, un lugar al que concurríamos para calmar el mar embravecido de nuestras
emociones y sentimientos, en otras palabras veíamos a Renacer como santuario,
en el sentido de lugar de protección.
Esta metodología de trabajo que iba
desde lo moral a la finalidad, entendiendo a esta como la libertad para elegir
los para qué de nuestro sufrimiento, marcó, sin que por entonces lo pudiéramos
definir con esta claridad conceptual, el camino y la dirección futura de los
grupos Renacer, permitiendo que
pudieran crearse en lugares lejanos y sin la presencia de los iniciadores de
este mensaje.
En este momento de la búsqueda de un modelo y aun sin encontrar
al que aparece luego como el más apropiado, ya estábamos en condiciones de
poder descartar algunos modelos como no aptos para la tarea en ciernes, entre
ellos algunos modelos psicológicos que se basan fundamentalmente en la
categoría de causalidad
Resumiendo, era necesario
encontrar un modelo que reconociera la libertad del hombre y junto con la
libertad la responsabilidad que de ella emana; un modelo que reconociera en el
hombre la libertad de elegir no sólo el para qué de su sufrimiento, sino el
mismo sufrimiento como una condición esencial de la existencia y reconociera en
ese hombre sufriente la capacidad necesaria para encontrar sentido en su
tragedia. Estas ideas de moralidad, ética, libertad y paridad entre sus
integrantes y, finalmente, responsabilidad por la propia vida y la manera en
que la vivimos formaron el núcleo fundamental de la tarea de Renacer desde el
momento inicial y, con mayor firmeza e intensidad, a partir del momento en que
comenzó a expandirse fuera de Río Cuarto (**) .
La Ayuda Mutua es un existencial
humano, es un fenómeno que tiene origen en, y a la vez muestra, la dimensión
espiritual del ser humano.
Espiritualidad es, entonces, la
condición de espiritual del ser humano. En el fondo de los anhelos y propósitos
de todos los grupos de ayuda mutua y también en los de autoayuda, yace, con
mayor o menor claridad, el de acceder a la espiritualidad (duodécimo paso de la
metodología de Alcohólicos
Anónimos) Cuando tratamos de
definir a ésta entramos en terrenos complejos en los que a la intuición le
faltan las palabras para definirla. A continuación hablaremos de espiritualidad
siguiendo conceptos de un filósofo francés contemporáneo, Michel Foucault, en
su libro “Hermenéutica del
Sujeto”.
Foucault llama espiritualidad a la búsqueda, la práctica, la experiencia
por las cuales el sujeto efectúa en sí mismo las transformaciones necesarias
para tener acceso a la verdad, por lo que él considera espiritualidad al
conjunto de esas búsquedas, practicas y experiencias que pueden ser las
purificaciones, las ascesis, las renuncias, las conversiones de la mirada, las
modificaciones de la existencia, que constituyen,
no para el conocimiento, sino para el sujeto, para el ser mismo del sujeto, el
precio a pagar por tener acceso a la verdad.
Fíjense aquí aquello que es de
capital importancia para comprender cabalmente lo que es RENACER: dice Foucault
en palabras claras lo que muchos de nosotros hemos experimentado, que “las
modificaciones de la existencia” son puerta de acceso a la espiritualidad y por ende a la verdad, nos dice que aquellos
a quienes se le cambia la existencia radicalmente se les otorga como premio el de
acceder a la verdad.
E interróguense ahora si no es correcto que después de
perder un hijo ya no podemos seguir siendo la misma persona que antes, como
hemos sostenido desde la primera reunión de RENACER, el 5 de Diciembre de 1988.
Esta manera de acceder a RENACER en términos de verdad y su consiguiente
opuesto, nos coloca ya en el pensamiento
filosófico y no en el psicológico, otra de las razones por que es incorrecto
fundamentar la tarea del grupo en el análisis de las emociones y sentimientos.
Pero se plantea ya el problema o, mejor dicho, se reproduce la vieja lucha
entre la verdad como experiencia y la verdad por conocimiento, y ya veremos,
siguiendo a Foucault, como esto ha influido
y aun influye en RENACER
Foucault postula que para que se dé
la espiritualidad en una persona es preciso que el sujeto, se modifique, se
transforme, se convierta, en cierta medida, en distinto de sí mismo para tener
acceso a la verdad, que la verdad sólo es dada al sujeto a un precio que pone
en juego el ser mismo de éste, o sea que no puede haber verdad sin una
transformación del sujeto.
Continúa Foucault, citando lo
que él llama efecto “de contragolpe” de la verdad sobre el sujeto —y aquí viene
algo sumamente importante para nosotros los que permanecemos en RENACER—,
insistiendo en que, para la espiritualidad, la verdad no es simplemente lo que
se da al sujeto para recompensarlo por el acto de conocimiento.
La Verdad es lo
que ilumina al sujeto, lo que le da la bienaventuranza, lo que le da la
tranquilidad del alma. Si nosotros no somos capaces de ver a RENACER con estos
ojos jamás seremos capaces de comprender la razón por la que muchos padres
permanecen por años en RENACER, precisamente porque han accedido a la verdad y
con ella a la liberación, la iluminación y la paz del alma. Estar en la verdad equivale
a estar lúcido, consciente, despierto, alerta ante un mundo que se ha vuelto
transparente, sin velos que lo distorsionen.
Para dar más énfasis a la
necesidad de verdad y libertad es preciso analizar el comienzo de la escritura
del Nuevo Testamento, en donde la Palabra, el Verbo, que es acción, aparece en
el suelo árido del desierto, donde nada se fija. Esta metáfora es muy útil para
el mensaje de Renacer, allí en el desierto, donde nada se fija por lo que todo
es libre, es necesario elegir entre esa libertad con la subsiguiente
responsabilidad y angustia propia de cada elección, o la tranquilidad de no
hacer esfuerzo alguno y morirnos donde nada puede crecer.
Por el contrario, si
evaluáramos a RENACER desde una perspectiva psicologista sólo podríamos decir
que esos padres continúan en
el grupo porque se han hecho
adictos al grupo o co-dependientes de los ayudadores.
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